Comentario
Por Claudio Ratier
EL ANILLO DEL NIBELUNGO
Como cualquier obra de arte,
Der Ring des Nibelungen (El anillo del nibelungo), o sencillamente la
Tetralogía, ha suscitado muchas opiniones e interpretaciones. Estas pueden ir desde el planteo de una problemática histórico-social a la lectura de símbolos y arquetipos. Imponente por su naturaleza titánica (no deja de admirarnos que semejante proyecto se haya hecho realidad)
El anillo condensa el pensamiento de su controvertido autor, a quien se ha visto reflejado en Wotan, el dios supremo del panteón germánico, responsable de la hecatombe y aniquilamiento final. (Aunque no es menos cierto que también pueda verse retratado en Siegmund o en el mismo Siegfried.) Para ir al encuentro del punto de partida de las ideas que dieron lugar a una de las obras más ambiciosas del arte universal, nos situamos en el bienio 1848 / 1849, cuando el compositor realizó los primeros bosquejos, participó activamente en las acciones revolucionarias de Dresde y mantuvo amistad con Mijail Bakunin, activista y teórico ruso que pasó a la historia como uno de los principales promotores del anarquismo internacional. Esto le valió a Wagner un largo exilio que tuvo como primer destino Zürich (1850), donde en 1852 publicó uno de sus escritos más conocidos,
Das Kunstwerk der Zukunft (La obra de arte del futuro). Lo había comenzado durante los tiempos de barricadas en la capital sajona, y en él condensó una serie de ideas que buscará llevar a cabo con la realización del
Anillo.