Comentario
Por Claudio Ratier
Donizetti
Que el estreno de
Anna Bolena (1830) consagró a Gaetano Donizetti (Bérgamo, 29/11/1797 – 8/4/1848), es un hecho conocido. A esa tragedia le debió tanto la apertura de grandes perspectivas, como el afianzamiento de su papel de compositor de óperas en la recta final del período denominado
primo ottocento. Pero no es menos cierta la persistencia del mal hábito de observar con desdén toda su producción anterior, lo que lleva a señalar que Anna Bolena no arribó al mundo por súbita e inesperada inspiración, sino como consecuencia de un gradual y consciente trabajo (esto ha sido analizado por William Ashbrook en sus volúmenes
Donizetti-La Vita –p. 55 y siguientes-;
Donizetti – Le opere –pp. 95 a 98. EDT Musica, Turín, 1986 y 1987, traducción italiana de Fulvio Lo Presti y Luigi Della Croce respectivamente; la edición original fue publicada por la Universidad de Cambridge en 1982). Para conocer algunos aspectos que precedieron a la aparición de la ópera de esta noche, retrocedamos unos cuantos años previos al momento de su estreno..