JUAN CASASBELLAS:
Un compendio de la escritura coral de la época
Para el coro de BAL, ¿es un desafío encarar una obra como Der Freischütz?
Ciertamente. Si bien todas las óperas plantean un desafío particular, no puede negarse que hay ciertos lenguajes que, por muy transitados (bien o mal), se presentan al estudio de manera más familiar y accesible. No es exactamente el caso de Der Freischütz, una ópera, un estilo y una época no muy transitados en la actualidad. Se trata de internarse en un terreno no muy conocido, lo cual siempre constituye un desafío increíblemente atractivo por el tipo de discurso, por la forma en que texto y música están construidos, por las particularidades del idioma alemán.
- ¿Desde cuándo la están preparando?
-Comenzamos a fines de marzo, ya que necesitábamos una cantidad de tiempo razonable para resolver con comodidad los desafíos que la partitura propone. Cuando iniciamos la etapa de ensayos de Der Freischütz no habíamos terminado siquiera con la puesta anterior, Rigoletto. Es más, ésta no se había estrenado aún, lo que nos obligó a trabajar con dos títulos simultáneamente. Pero ello no fue malo, al contrario, ayudó a relajarse un poco con respecto a las exigencias de Rigoletto.
-Los aspectos idiomáticos y estilísticos, ¿fueron difíciles de encarar?
-Lo que llamamos el "estilo" de un compositor es en realidad la verificación de que ciertos ingredientes, rasgos y detalles de su escritura, de su discurso, se repiten a lo largo de sus obras. Cuando esos ingredientes en el discurso musical de un creador se verifican a lo largo de varias de sus composiciones, se puede hablar de un "estilo". Y eso hace que, en el caso de algunos compositores muy interpretados (Verdi, por ejemplo), el coreuta pueda resolver, tal vez con relativa facilidad, ciertos aspectos de su discurso nada más que por el hecho de estar habituado a ellos. Como decíamos arriba, el caso de Weber es para nosotros ambiguo: por un lado es parte de un repertorio operístico poco transitado, poco conocido (de hecho ésta es la única de sus óperas que se interpreta con alguna frecuencia en el resto del mundo) pero al mismo tiempo en su lenguaje se advierten "síntomas" de Haydn, de Mozart, de Beethoven, lo cual le otorga un carácter muy familiar para nosotros. En su escritura no sólo se encuentran detalles que parecen calcados de La Creación, del Réquiem, de Fidelio o de páginas sinfónicas de estos autores que mencionamos, sino que ya se percibe el embrión de elementos del Wagner que está por venir. En cuanto al idioma, ha constituido una dificultad adicional muy estimulante, ya que todo cantante lírico tiene el hábito de cantar en italiano y además muchas de las palabras italianas se parecen a sus correspondientes españolas. El alemán, si uno no lo conoce, no hay nada que hacer: las palabras rara vez se parecen entre el alemán y el español, la pronunciación es, para nosotros, esquiva, y la forma y estructura de pensamiento que se reflejan en los aspectos técnicos de la lengua, son también diferentes de las del español.
-¿Qué particularidades tienen los momentos corales escritos por Weber para Der Freischütz?
- Hay momentos de cierto refinamiento que rarísima vez se encuentra en la ópera italiana, en la que todo es, por así decir, "italiano". No es que no haya refinamiento en ellas, pero tal vez pasa por otro lado, más por los efectos vinculados al tipo de fraseo buscado (al servicio, a su vez, del texto y de la trama), que a la música en sí. Lo de Weber es refinamiento del lenguaje en sí, por momentos una música casi instrumental a la que se le ha agregado texto, pero paradójicamente una música que funciona perfectamente con el texto que ella declama. Hay otros momentos de simpática y rústica vulgaridad, como los coros de cazadores, o de una sencillez ingenua como el coro de las damas de compañía de la novia (Schöner, grüner Jungfernkranz), llenos ambos de lo más auténtico de los Volkslieder.
- ¿El coro llega a cobrar algún momento de notable protagonismo?
- Seguro: el inquietante trío con coro del acto I, por una parte, lo muestra como un protagonista en igualdad de importancia junto a los tres solistas. El coro comenta, interviene solapadamente -con una escritura que oscila permanentemente entre la ópera y el oratorio-, hasta que le toca intervenir como un cuarto personaje (O, lass Hoffnung), en otro más de los Volkslieder que abundan en la ópera. Hay diálogo constante entre solista y coro. A continuación el ánimo cambia y al coro le toca intervenir en uno de esos momentos rústicos de los que hablábamos (Wir lassen die Hörner erschallen). Otro momento, el final de la ópera, es un compendio de escritura coral con todos los artificios en uso a la época: imitaciones, homorritmias, fugados, declamación homofónica, coral litúrgico, otra vez lo mejor de la ópera y del oratorio..
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Juan Casasbellas
Miembros del Coro de BAL durante un ensayo escénico.
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