Los directores
Es
cierto cuando se dice que en una ópera no existen las partes menores y que
todos tienen un alto grado de responsabilidad, desde sus directores hasta
quienes tienen a su cargo los roles comprimarios. Pero en una ópera como Ariadne,
verdadero “mecanismo de relojería” de complicada concertación, esta
característica se acentúa con particular énfasis. Como director musical
Buenos Aires Lírica convocó al director suizo-chileno Rodolfo Fischer.
Debutante en el país, Fischer es un joven director de antiguo linaje musical:
su apellido es ampliamente conocido y respetado en el mundo entero, pensemos en
su padre, Edgar, prestigioso violoncellista, o en su tía, la pianista Edith
Fischer, discípula de Claudio Arrau y formadora de grandes pianistas. Rodolfo
Fischer enorgullece a su familia con su talento más que notable y joven
trayectoria, y nos enorgullece a nosotros, por haber aceptado la dirección de
uno de los títulos más dificultosos del repertorio universal.
Cuando
comenzamos las conversaciones con él surgió la pregunta “¿Y la
orquesta?”. El conjunto instrumental de Ariadne consta de 37
ejecutantes, nuestras producciones trabajan con orquestas ad hoc convocadas
por cada director. ¿Cómo hacer con un director invitado, que es la primera vez
que actúa en el país? Pensamos y pensamos, hasta que Fischer, a partir de una
experiencia previa, sugirió el nombre de la más tradicional de nuestras
orquestas de cámara: la Camerata Bariloche, más instrumentistas invitados según
el infalible criterio de los responsables de la agrupación.
Al
momento de decidirnos por el régisseur pensamos en un artista que a la
experiencia teatral, a un inefable manejo de actores, conociese el idioma alemán.
Sin dudarlo un instante convocamos a Rubén Szuchmacher. Identificado con el
repertorio del siglo XX, Szuchmacher encara con Ariadne su primer título
más cercano al siglo XIX, y como es de por sí una obra llena de anacronismos,
en la que se pone de relieve el conflicto que se da cuando el arte debe soportar
las presiones del poder, las ideas se le representaron con total claridad.
Quienes siguen estas “Crónicas” de nuestros backstages saben que no nos
gusta dar demasiados detalles, queremos sorprenderlos. Sí podemos decirles que
lo secundan en su labor Jorge Ferrari, diseñador de la escenografía y del
vestuario, y Gonzalo Córdova, autor del diseño de iluminación.
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