BUENOS AIRES LÍRICA - La experiencia de la opera
 
Síganos Facebook You Tube
 
 







 
Roméo et Juliette
Sinopsis
Comentario > Charles Gounod > Roméo et Juliette > Estreno y repercusión > Estreno en Buenos Aires
Cobertura de medios
Programa de mano
> Reparto > Orquesta > Coro de Buenos Aires Lírica > Personal Técnico y
Agradecimientos
Descargar programa

Noviembre 2017
Ver actividades del año

SOBRANTES DE ABONO
En venta en el teatro


Teatro Picadero
Pasaje Santos Discépolo 1857,
todos los días de 12 a 20


Disposiciones generales
Ver precios y ubicaciones
 
Charles Gounod
Comentario

Por Claudio Ratier


Charles Gounod

Al cabo de su paso por el Conservatorio de París, donde fue discípulo de Halévy y de Lesueur, Charles Gounod (París, 17/6/1818 – Saint-Cloud, 18/10/1893) obtuvo en 1839 la distinción más alta a la que podía aspirar un joven compositor: el Premio de Roma (su padre, el pintor François-Louis Gounod, había alcanzado en 1783 el segundo puesto en el mismo certamen). Establecido en la Villa Medici, al momento bajo la dirección del pintor Dominique Ingres, atravesó ciertas vivencias que merecen consideración. Algunas, a la larga, pusieron en estado crítico su vocación por la música; otras, signaron la orientación de su futura carrera. Es que el hecho de frecuentar al monje y predicador Henri Lacordaire, que por ese momento hacía su noviciado en Viterbo, incentivó su hondo misticismo al extremo de que años más tarde, ya en Francia, pasaría por una auténtica crisis vocacional. En cuanto a su crecimiento artístico, no todo se limitó al deslumbramiento con las composiciones polifónicas de Palestrina en la Capilla Sixtina, experiencia que enriqueció tanto su capacidad técnica como su profunda espiritualidad, sino que además acudió al teatro para escuchar con atención las óperas de Bellini y Donizetti. Sumemos el hecho de conocer a la cantante Pauline Viardot-García, hija del célebre tenor y pedagogo Manuel García y hermana de la Malibran, que lo influyó en forma decisiva para revelarse como operista al cabo de algunos años. Estos aspectos indican la dualidad que signó su carrera, con una producción dividida principalmente entre la ópera y la música sacra.

Finalizada su etapa romana y antes de regresar a Francia, Gounod tuvo la oportunidad de emprender una gira artística. Pasó por Austria, donde ofreció su segunda misa con orquesta y escuchó Die Zauberflöte, y por Alemania, donde también encontró ecos favorables a su música. Fue allí, en la ciudad de Leipzig, donde tuvo el alto honor de que Felix Mendelssohn le organizara un concierto en la Gewandhaus. De regreso en su ciudad natal en 1843, se desempeñó como organista y maestro de capilla de la Iglesia de las Misiones Extranjeras. Arrebatado por ese misticismo que, como hemos visto, ya había encendido su llama en Roma, en 1846 ingresó al seminario de Saint Sulpice. Pero aquello no perduraría demasiado: por suerte para los melómanos del mundo, al año siguiente descartó la idea y se decidió definitivamente por la música.

Su primera experiencia con la ópera, Sapho (Opéra de París - Sala Le Peletier, 1851), fue escrita para quien tanto fomentó su vocación por el teatro cantado: Pauline Viardot-García. Siguieron en este campo La nonne sanglante (id., 1854), Le médecin malgré lui (Théâtre Lyrique, 1858) y su trabajo consagratorio: Faust (id., 1859). Tras su triunfo dio a conocer Philemon et Baucis (id., 1860), La colombe (Theater der Stadt, Baden-Baden, 1860), La reine de Saba (Sala Le Peletier, 1862) y Mirelle (Théâtre Lyrique, 1864), esta última con libreto de Michel Carré en lengua provenzal, y concebida para la soprano Caroline Miolan-Carvalho. Ya nos extenderemos sobre Roméo et Juliette, estrenada exitosamente en 1867.

Transcurrió el tiempo y al cabo de una nueva permanencia en Roma, Gounod se estableció en Londres por cuatro años en razón del estallido de la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871). Sus últimas óperas fueron Cinq-Mars (Opéra-Comique, 1877), Polyeucte (Opéra de París, Sala Garnier, 1878) y Le tribut de Zamore (id., 1881). Con un total de doce obras para el género lírico, dejó inconclusas Ivan le Terrible, Georges Dandin y Maître Pierre.
 

Producciones Buenos Aires Lirica

Logros

"La coronación de Popea": Una interpretación fiel y audaz al mismo tiempo
Por Federico Monjeau
CLARIN
Leer más


La scala di seta
Por Fernando Johann
GEATEATRAL
Leer más


Fausto de Gounod: un lujo en el Avenida

Por Rolando Daniel Castillo
EL APASIONADO
Leer más

"Don Pasquale" en el Teatro Avenida: contagiosa comicidad

Por Ernesto Castagnino
TIEMPO DE MÚSICA
Leer más



Conocer más