Una temática “pasada de moda”
y un acierto
Muchos
expertos coinciden en que el libreto de Agrippina es superior a los de las d
emás obras para la escena de Händel. Todos sus personajes son reales pero,
partiendo de algo tan cierto como las intrigas de la protagonista para que su
hijo Nerón fuese el sucesor al trono, la trama no sigue un rigor histórico.
Claudio no cedió el trono al hijo de su mujer para terminar con los conflictos
y que todos vivieran en paz: como se dice líneas arriba, Nerón subió al poder
luego de que su madre envenenara al emperador.
La
elección y autoría del texto, más apropiado a los tiempos del Monteverdi de L’incoronazione
di Poppea (1642) que a la temática de los inicios del siglo XVIII, pertenecen
al cardenal Vincenzo Grimani. Si Agrippina es una ópera de corte dramático, no
está excluido el componente satírico, seguramente ligado a ciertos aspectos de
la vida de Grimani. Antes de ser nombrado virrey de Nápoles en julio de 1708,
fue embajador imperial en el Vaticano y opositor a la política de Clemente XI.
Según los análisis de los estudiosos, el texto de Agrippina le sirvió para
criticar la vida viciada y la sed de poder en la corte, y la figura de Claudio
habrá sido una buena excusa para poner en ridículo al propio pontífice. En
cuanto al texto, escrito con un admirable sentido teatral, rico en numerosas
situaciones en las que lo cómico se encuentra con lo serio, y viceversa, existe
la duda de si fue una creación de Grimani bajo todo punto de vista, o si se
trata de la reelaboración de un libreto preexistente. Como suele suceder en la
historia del género lírico, tampoco se sabe cuándo fue comisionada la ópera
ni cuándo se escribieron el texto y la partitura, aunque con respecto a esta
última se dice que fue compuesta en tres semanas. Lo que sí se asegura, es que
Grimani le proporcionó a Händel el libreto en Nápoles. Ópera juvenil, si les
gusta emplear este término, marcó un hito en la carrera del compositor y le
abrió las puertas a un gran futuro.
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