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+ los preparativos   + dos elencos   + una mezzo   + el recitativo secco   + los ajustes finales   + revisionistas  

LA CLEMENZA DI TITO

LOS AJUSTES FINALES

PARA UN GRAN ESPECTÁCULO

A no dudarlo. La producción de La clemenza di Tito que presentará Buenos Aires Lírica será un gran espectáculo, no solo por nuclear a varios de los más extraordinarios artistas de nuestro medio sino por su espectacularidad visual. En cuanto a esto último, cada detalle, lejos de lo gratuito, ha sido pensado exhaustivamente en función de una concepción escénica que ha encontrado la veta apropiada para explotar la teatralidad del libreto. Ya hemos dicho en esta sección que no adelantaremos detalles acerca de la puesta en escena, pero comprendemos la ansiedad de todos ustedes.

Sí podemos comentarles, según lo declarado a la prensa por Marcelo Lombardero, su idea de plasmar una puesta en estilo presentada desde nuestra modernidad, con referencias a la Roma clásica y a la época de Mozart.

Esto derivó en una concepción atemporal, con un vestuario que posee un fuerte elemento futurista con resabios arcaicos. Como ya se ha dicho, el diseño de los trajes, pensados cuidadosamente en función de cada personaje y cada situación, es obra de Luciana Gutman. Durante el tramo final de los ensayos se han ajustado todos los detalles para una realización que no ha sido sencilla de llevar a cabo.

Entre otras cosas, es menester simular el incendio del Capitolio al final del segundo acto. Con este fin, Horacio Efron, el diseñador de iluminación, ha instalado un sistema de luces robotizadas que aportarán impacto a uno de los momentos clave del drama.

El desempeño de los cantantes se desarrolla a pasos admirables. Los dos elencos no solo resultan soberbios desde lo estrictamente vocal, sino que confieren una singular humanidad a los personajes, dotándolos de una consistencia dramática opuesta a esos rasgos de solemnidad tan tentadores para una ópera de estas características.

La directora Susana Frangi, que supo armar una orquesta que transmite el espíritu mozartiano, capta estas particularidades y se revela, una vez más, como una sutil acompañante que alcanza un justo equilibrio entre el foso y el escenario.

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Deslumbrado, el tenor Gustavo

López Manzitti observa el montaje

escénico desde la platea.

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Luciana Gutman, diseñadora de un

original y sugestivo vestuario.

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Horacio Efron analiza el guión de luces.

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