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EL CORO UN DOMINGO POR LA MAÑANA

Una conocida publicación que se distribuye vía e-mail y que es el “único boletín cómico sobre ópera seria”, asevera que la mañana es el momento del día en el que el cantante no es cantante.

[Será gracioso pero es muy cierto, porque aunque a esas horas el artista lírico se conduzca como una persona en estado de vigilia (las apariencias engañan), su parte principal, la voz, aún queda en brazos de Morpheo durante bastante tiempo. Los que quieran saber detalles acerca de este milagro de la naturaleza, pueden consultarle al eminente Dr. Augspach, famoso fonoaudiólogo especialista en cantantes, visitado con frecuencia por el medio lírico.]

Y qué decir de un domingo por la mañana, momento de la semana que suele ser adverso para la mayoría de los seres humanos. Por supuesto, los cantantes están acostumbrados a los horarios más insólitos (dicen que la música es el arte de combinar agendas) y esta coyuntura no impide que se pueda trabajar e, inclusive, obtener buenos resultados en circunstancias estrafalarias. El segundo domingo del corriente mes de junio, el coro de Buenos Aires Lírica, preparado por Juan Casasbellas, se dio cita por la mañana para trabajar diversos aspectos escénicos con Horacio Pigozzi.

[Para L’italiana in Algeri Rossini creó un coro masculino formado por marineros, eunucos y guardias, y, para cumplir con las exigencias de la partitura, la asociación debió contratar refuerzos. Eunucos que se apantallan abrasados por el calor argelino y guardias circunspectos que vigilan el palacio del bey Mustafà, cumplieron su compromiso y demostraron cohesión, una buena amalgama vocal y un rendimiento que hizo olvidar lo del inhóspito momento del “domingo por la mañana”.]