Carmen se estrenó el 3 de marzo de 1875 en la Opéra-Comique de París. Du Locle, no convencido por la recepción que podía aguardarle a la obra, prefirió que en lugar del público habitué asistiesen personas del ámbito de la música y del teatro. El primer acto fue bien recibido, pero ese entusiasmo se fue debilitando y el estreno de Carmen terminó siendo un fracaso. Sí, es la obra maestra de Bizet, otra de las “columnas” de la ópera francesa de su siglo, la segunda en orden cronológico, pero fue el mayor fracaso de su carrera. Se representó hasta febrero de 1876, con un total de 47 funciones que jamás lograron colmar la sala. Las novedades planteadas por Carmen, que provocaba un giro absoluto frente al criterio convencional, tuvieron el rechazo como respuesta. El compositor, que ya acarreaba problemas de salud que paulatinamente se complicaron, sufrió a raíz del fiasco una depresión tan grande que le costó la vida. Murió en la noche del 2 al 3 de junio de 1875, a los 37 años.
A pesar del fracaso del estreno, los autores y el editor encararon una segunda producción de la obra, destinada a la Hofoper de Viena. Las tratativas no comenzaron antes de mayo de 1875 y se decidió reemplazar los diálogos hablados por recitativos musicalizados. La traducción al alemán caería en manos de Julius Hopp, pero la muerte de Bizet alteró los planes. Hacía falta otro compositor para realizar las innovaciones.
El elegido resultó ser Ernest Guiraud, un músico amigo de Bizet cuyo nombre pasaría a la historia ligado a creaciones ajenas. (Fue el encargado de terminar la orquestación de Les contes d’Hoffmann, de Offenbach, para los historiadores el tercer pilar de la ópera francesa del ochocientos; el cuarto es Werther, ya lo nombramos, y aquí se terminan las “columnas” del teatro musical parisiense). Cabe agregar que para los funerales de Bizet en la Trinidad, Guiraud arregló el dueto de Nadir y Zurga de Les pêcheurs de perles y lo transformó en un Pie Jesu. En la parte baritonal intervino Jacques Bouhy, el primer Escamillo.
Se puede resumir la labor de Guiraud de la siguiente manera. Éste introdujo en la partitura de Carmen 654 nuevos compases: 365 repartidos a lo largo de 15 recitativos con acompañamiento de orquesta, 289 para tres movimientos de danza colocados entre los números 25 y 26 del acto IV. El primer movimiento está basado en el número 19 de su música escénica para L’Arlessienne de Daudet; el segundo es una reelaboración del número 2 de la obra nombrada, y el tercero parte de la Danse bohémienne de La jolie fille de Perth. Además de estos agregados quitó 208 compases de música original, como el couplet completo del número 2, parte del duelo entre Don José y Escamillo y el postludio para coro del número 25. Tampoco dejó de retocar la instrumentación (en especial los cornos del dueto del número 7 y del comienzo del número 25) y encontró variantes para la parte vocal de Carmen, originalmente concebida para mezzo, con el objeto de hacerla viable para voz de soprano. Agrega que de la mano de esta reelaboración, Carmen emprendió su carrera mundial. Es que aquí está la razón fundamental de la inserción de los recitativos en lugar de los diálogos hablados, como estrategia para vender la ópera fuera de Francia. Se consideró que por razones idiomáticas y de gusto del público Carmen ganaría así grandes y entusiastas audiencias, que contrarrestarían el fracaso inicial. Los hombres de ventas no se equivocaron. Se hizo de Carmen algo que cuadrase más con las convenciones de los grandes teatros, más cerca de la opéra lyrique y lejos de las tergiversadas intenciones originales del autor, orientadas a renovar los espectáculos de la Salle Favart. Con qué criterio hubiese encarado Bizet las reformas a la partitura, por supuesto que no lo sabemos. Sí se tiene la seguridad de que Guiraud trabajó según el suyo, pues así se lo impusieron las circunstancias.
Carmen se dio en la Hofoper de Viena el 23 de octubre de 1875 y obtuvo un gran éxito que consolidó el poder de su director, Franz Jauner. Curiosamente, se ejecutó sin los recitativos compuestos para la ocasión. El envío del material desde París habría llegado tarde y por razones de tiempo no fue posible incluirlos durante los ensayos, aunque también existe la hipótesis de que en realidad los recitativos de Guiraud no le interesaron a la dirección del teatro. Es que tanto en Viena como en Alemania era costumbre sustituir todo recitativo por diálogos hablados, incluso en el caso de los recitativi secchi de las óperas de Mozart. Ante esta probabilidad, la estrategia del editor y el arreglo de Guiraud en primera instancia no tuvieron eco. Pero paulatinamente la versión de Carmen que siguió a la muerte de su autor se fue imponiendo. Para el estreno en Frankfurt el 24 de marzo de 1881, se ejecutó la versión con recitativos de Guiraud, posiblemente por primera vez en la historia. A la Hofoper la versión llegó recién en mayo de 1900, bajo la dirección de Gustav Mahler. Podemos decir que la estrategia comercial que empujó a la reforma de la partitura, supo anticiparse a ciertas tendencias de los teatros.
"La coronación de Popea": Una
interpretación fiel y audaz al
mismo tiempo
Por Federico Monjeau
CLARIN Leer más
La scala di seta
Por Fernando Johann
GEATEATRAL Leer más
Fausto de Gounod: un lujo en el Avenida Por Rolando Daniel Castillo
EL APASIONADO Leer más
"Don Pasquale" en el Teatro Avenida: contagiosa comicidad Por Ernesto Castagnino
TIEMPO DE MÚSICA Leer más