la
supervivencia de la obra
Por
sus anticonvencionalismos, y más allá del relativo furor inicial que desató
en el público, Macbeth,
que debió sufrir reservas y ataques de la crítica, con el agravante del poco
feliz estreno de la segunda versión, fue perdiendo interés paulatinamente. Se
convirtió en una rareza, casi cayó en el olvido hasta que, durante la primera
mitad del siglo XX, comenzó a reaparecer en los escenarios alemanes. Toscanini
jamás la dirigió por no haber encontrado la intérprete ideal, quien podría
haber sido Maria Callas, pero tal colaboración fue imposible. La Callas cantó Macbeth
por única vez en su vida en la Scala, en 1952 y bajo la batuta de Víctor de
Sabata. Podemos decir que a partir de ese momento, la ópera comenzó a ser
especialmente reconsiderada.
Los
documentos históricos revelan que durante el siglo XIX Macbeth
estuvo muy presente en las carteleras de nuestra ciudad. Tomando como referencia
la sección escrita por Pola Suárez Urtubey para el programa de mano de la última
producción del Teatro Colón (temporada 1998), no sólo descubrimos que Macbeth
tuvo su estreno local el 21 de marzo de 1854 en el Teatro Argentino de Buenos
Aires, con la dirección de Víctor Juan Rivas y la participación de Ida
Edelvira y Eduardo Rivas, sino que además se registran varias reposiciones. Sin
pretender realizar una cronología, les proporcionamos el dato de que la ópera
también subió a escena en el viejo Teatro Colón (1855, 1857, 1858, 1862,
1864, 1870, 1876 y 1877), y en el Teatro de Ópera (1872, 1873). Tras 62 años,
fue exhumada en el actual Teatro Colón en 1939, con Alexander De Svéd e Hina
Spani en los papeles protagónicos, y la dirección de Héctor Panizza. Regresó
a este escenario en 1962, 1964, 1980 y 1998. La actual producción de Buenos
Aires Lírica rinde homenaje a los 150 años de su estreno argentino.
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