El World Music Theater Festival, importante evento internacional que se realiza cada tres años en Holanda, tiene por costumbre encargar obras y en 1999, sus autoridades colocaron la mira en la Argentina. Con esta premisa se buscó gente de formación clásica que tuviera contacto con este género musical, y así fue cómo la propuesta llegó a Betty Gambartes, libretista, directora teatral y régisseuse de ópera, y a Diego Vila, pianista, compositor y arreglador. Dato importante, ambos contaban con la experiencia de haber trabajado juntos en diversas oportunidades.

Uno de los requerimientos principales fue la concepción de un guión original, lo que llevó a Gambartes a tomar la historia planteada por Sergio De Cecco en su drama El reñidero. Los autores se encontraron con que esta pieza respondía a sus expectativas por una razón más que suficiente: De Cecco toma un mito de trascendencia universal que aparece en la tragedia de Sófocles, el mito de Electra y Orestes, fuertemente arraigado a la cultura occidental. En el drama, la historia está trasladada al año 1905, transcurre en un arrabal porteño y se coloca el acento en el personaje masculino. Al escribir el libreto para la ópera, Gambartes enfatizó el conflicto entre este personaje y el de Elena (Electra). Creó una estructura nueva, adaptada al esquema de arias, dúos y tríos, y escribió un texto nuevo, pues ese soliloquio de los personajes que se expresa a través de las arias, difícilmente se encuentre en una obra dramática. Los personajes responden al drama de De Cecco, pero a lo largo del proceso de creación de la ópera se trabajó mucho sobre Sófocles. También se tomaron elementos borgianos, pues el autor teatral desmitifica al guapo, mientras que en Orestes se buscó entrar por su aspecto mítico, para lo que fue necesario desarrollar el mito del guapo desde un lugar idílico, para posteriormente desmitificarlo.

Con estas premisas comenzó la concepción de la primera ópera tango, y aquí es bueno aclarar un punto para disipar cualquier duda posible. Suele hablarse como ópera tango de María de Buenos Aires, de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, creación a la que los autores llamaron “operita”. Se trata de una señera obra de corte poético-musical, más bien enfocada hacia lo lírico que lo dramático, con una estructura que se acerca al oratorio, lo que no impide su escenificación. En María de Buenos Aires, a decir de los autores de Orestes, la acción no está llevada por el desarrollo de los conflictos dramáticos. En la ópera tango que se ofrece esta noche en calidad de estreno argentino, la conflictiva por la que atraviesan los personajes sucede a través de la música, que no es incidental, sino portadora de los conflictos. La elección de un elenco en el que conviven cantantes provenientes de diferentes géneros, ha servido para acentuar la diferencia de caracteres de cada uno. Estas son las razones por las que podemos afirmar que Orestes es una ópera.

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