Comentario
Por Claudio Ratier
Un tema romántico
El tema de la ópera tiene origen en la tragedia
Norma o la infanticida, de Alexandre Soumet (Odeón de París, 6 de abril de 1831). El encargado de escribir el libreto fue Felice Romani, autor de los textos de otras óperas bellinianas como
Il pirata (1827),
La straniera (1829),
I Capuleti e i Montecchi (1830)y
La sonnambula (1831). Sobre el aspecto druídico del argumento, Pola Suárez Urtubey (artículo mencionado) nos comenta que no era novedad para Romani: ya en 1821 había escrito para Giovanni Pacini un libreto titulado
La sacerdotessa d’Irminsul, donde la acción no transcurre en Galia sino entre los sajones. Agrego que el irminsul, que es nombrado más de una vez en el libreto de
Norma, era un objeto sagrado representado por un árbol o por un pilar de madera, utilizado por aquel pueblo germánico como una vía de conexión con el cosmos. En el siglo VIII el emperador Carlomagno, al someterlos a sangre y fuego para imponer el cristianismo, como demostración de poder los obligó a que destruyesen uno de estos objetos. (La ópera de Paccini -que desconozco- transcurre exactamente en 772, año de la primera campaña carolingia en Sajonia.) Acerca de los druidas, aclaro que fueron sacerdotes celtas que ejercieron un importante liderazgo sobre sus pueblos; para conocer sobre ellos y los galos en general, recomiendo la lectura de los
Comentarios sobre la guerra de las galias, de Julio César.
Por el apasionamiento flamígero de su protagonista,
Norma ofrecía un excelente tema adecuado al primer romanticismo italiano. Despojada del elemento infanticida y vengativo de la fuente original (a la manera de una Medea romántica, la heroína de Soumet asesina a sus hijos para vengarse del hombre que la abandonó), le proporcionó al compositor la materia para modelar una de las grandes creaciones de la lírica universal, indiscutible ejemplo de cuán lejos pudo llegar con su talento en su corta vida. Las sobrecogedoras escenas conducidas por una música temperamental, los inquietantes y directos recitativos, las arias, los duetos y tercetos, y en especial el aria
Casta diva, acaso lo más célebre debido al genio de Bellini, contribuyeron a la rápida aceptación y vigencia de una ópera que no ofrece aspectos débiles.
Norma se estrenó en la Scala de Milán el 26 de diciembre de 1831, con un elenco de solistas de renombre. El papel principal estuvo destinado a Giuditta Pasta, célebre soprano que a las dotes vocales sumaba importantes cualidades actorales, al punto que se ha escrito que fue la primera cantante-actriz de la historia de la ópera. Distinto en temperamento y vocalidad a otros tenores bellinianos escritos para Giovan Battista Rubini (Gualtiero de
Il pirata, Elvino de
La sonnambula o el futuro Arturo de
I puritani), el personaje de Pollione fue cantado por Domenico Donzelli. Su voz robusta y voluminosa se acomodaba al carácter heroico y dramático del procónsul romano. Giulia Grisi fue la primera Adalgisa y por sus notables cualidades no tardó en conquistar el papel de Norma. (Aclaro que originalmente el rol de la joven sacerdotisa confidente de Norma fue concebido para soprano. Por tradición es común otorgárselo a las mezzos, con el debido transporte en las partes que puedan ofrecer dificultad a las cantantes de esta cuerda.) Por último, Oroveso, el sumo druida padre de Norma, fue interpretado por el bajo Vincenzo Negrini.
El estreno de
Norma ¿fue un fracaso o un éxito? Inmediatamente nos ocuparemos de indagar este tema.