Crystal Manich
Antes de regresar a su país, la directora estadounidense habla con el Sí! de su trabajo en la nueva puesta de Adriana Lecouvreur. Esta pieza cuenta la historia real de una mujer en el complicado mundo del teatro en el París del siglo XVIII.
"Estaba trabajando con el Cirque du Soleil, en Brasil. Venía a Buenos Aires a menudo para pasear y me enteré de Buenos Aires Lírica como compañía. Le escribí a Frank (NdR: Frank Marmorek, presidente de BAL), me reuní con él y me ofrecieron Madama Butterfly", así recuerda Crystal Manich su primer contacto con BAL.
Crystal es una regisseur estadounidense que tiene su propia compañía en Nueva York, llamada Opera Omnia. En su haber tiene más de veinte producciones de ópera. En 2009 y 2010 trabajó como directora artística asistente en Quidam del Cirque du Soleil en Brasil. Ahora volvió a BAL y se encargó de la puesta en escena de Adriana Lecouvreur, la nueva entrega de la compañía porteña.
-¿Conocías de antes la ópera Adriana Lecouvreur?
-La conocía por nombre y por el aria del primer acto que es muy famosa. No sabía del personaje original ni nada. Así que me metí completamente fresca. Sin mucho conocimiento de producciones anteriores. Es hasta este día que no he mirado una producción de esta ópera. Es lo que quería: entrar muy fresca con una perspectiva propia, como para explorar la pieza yo misma. Lo que pasa con la ópera es que muchas veces existe una tradición de la que es difícil separarse. Me refiero a la tradición que se mantiene en las producciones. Cuando tengo la oportunidad de no conocer una obra me alegro, para interpretarla bajos mis propios términos.
-¿Qué tiene de particular esta obra?
-Esta ópera tiene por tema principal al teatro y la vida en él, es muy interesante. Es una obra de una obra. Es lo que estamos haciendo con la puesta, con la escenografía: tenemos un teatrito. El espectador ve dos teatros: el de La Avenidda y el pequeño en que muchas obras se representan. La ópera trata de una mujer que vivió y existió en un mundo de teatro muy interesante. Fue en el siglo XVIII en París, una época muy interesante. Yo ofrezco una mirada, una perspectiva femenina de ella como víctima de la clase alta de la sociedad a la que pertenecía. Así yo creo que lo visual, teniendo este teatro dentro del teatro, con esa metáfora, se puede interpretar la ópera como tal. Adriana Lecouvreur es una ópera con mucho corazón y se habla de la vida. Por eso no la estamos haciendo de una forma tradicional. Todo lo que hago está basado en un vocabulario teatral y enfoco en los seres humanos. Para que el público se pueda conectar con lo que ve.
-¿Cuáles fueron los desafíos de la puesta?
-Hay cosas difíciles de la ópera porque está basada en algo que sí pasó. Entonces hay muchas cosas que no se explican. Como el ambiente de intriga política de la época. Si uno no sabe, entonces no se entiende. Lo que decidí hacer es muy simple: crear el ambiente como para que el público sepa que hay algo de política sucediendo, pero no se pierda la esencia de la obra. Es muy claro lo que está pasando.
-¿Hay alguna escena que destaques?
-El tercer acto. Por como está escrito es muy interesante. En ese acto se presenta la segunda obra dentro de la obra. A la misma vez que ellos están viendo la obra, los personajes están también metidos en un teatro. Hay dos obras para ver que uno puede escoger: o los personajes o lo que ellos están viendo. Me encanta.
-¿Qué diferencias hay entre cómo se trabaja la puesta aquí y en el resto del mundo?
-Aquí lo que BAL me presenta es tener tiempo suficiente para ensayar bien, para explorar esta pieza. Eso es lo que aprecio. Porque actualmente en los Estados Unidos la mayoría del tiempo se ensaya unas dos o tres semanas y ya. Aquí he tenido más de un mes para preparar todo. Eso lo aprecio mucho. El sistema de poder ensayar y explorar una pieza por esa cantidad de tiempo me atrae mucho porque es muy importante. Los cantantes pueden explorar la actuación porque tienen tiempo.
-¿Vendrás con tu compañía a la Argentina?
-Me encantaría. Todavía no lo he pensado. Sí, me encantaría. Hacemos óperas barrocas del siglo XVII y XVIII. Hemos hecho tres producciones en los últimos años, pero me gustaría hacer más. Yo espero algún día traer una a Buenos Aires.