En el momento y el lugar justos
Música / Crystal Manich, directora escénica
La estadounidense habla de “Adriana Lecouvreur”, ópera que sube hoy en el Avenida. Cuenta cómo llegó al país.
“Tengo un instinto musical que me lleva a ver imágenes cuando escucho música”, dice Crystal Manich, la directora escénica que tiene a cargo Adriana Lecouvreur, la nueva producción de Buenos Aires Lírica, que sube a escena hoy en el Avenida. Aunque es estadounidense, Manich habla un castellano fluido aprendido de padres puertorriqueños. “Muchos de los movimientos de los cantantes son guiados por la música, lo que no quiere decir que no ponga especial atención al detalle de las relaciones y de la historia que estoy contando”.
Manich ya tuvo su debut porteño con Madama Butterfly, la producción que Buenos Aires Lírica hizo en el 2010. Aunque colabora con frecuencia con las óperas de Boston, Pittsburgh, Carolina del Norte y Washington DC, reconoce que le gusta trabajar en Buenos Aires. “Es que aquí tengo más libertad para construir la obra desde cero”, afirma.
Allí hay mucho más teatro de repertorio que producciones nuevas, de temporada, ¿no es cierto?
Sí, lo que obliga a manejarse con el criterio de un repositor, cosa que no me interesa tanto. Por otra parte, creo que al público de acá le interesa más el concepto visual que la exhibición espectacular. No está bien generalizar, pero tengo esa impresión. Al estadounidense le gusta más el impacto que la densidad dramática.
Se suele decir que “Lecouvreur” se hace poco porque el libreto es muy confuso.
Es confuso. No nos sitúa en la historia y hay que hacer un trabajo de investigación para saber de qué se está hablando.
¿Intentás con la puesta aclarar la confusión o las omisiones del texto?
Sólo intento que lo que le sucede a cada personaje sea muy claro, y que sus relaciones con el entorno puedan ser comprendidas. Trabajo con cada palabra, por qué se dice, a quién. En fin, pienso la ópera como una obra de teatro.
¿Todas las óperas o esta en particular?
Todas. Creo que el texto es tan importante como la música, aunque a veces no esté bien escrito. En Adriana Lecouvreur lo confuso es el ambiente, pero están bien descriptos los roles de Adriana y el de Michonnet, el empresario teatral.
Estrenaste “Butterfly” en Buenos Aires Lírica (BAL) cuando tenías 26 años. ¿Cómo te contactaste con la asociación?
Estaba trabajando con Cirque du Soleil en Brasil, y me tomé unas vacaciones para conocer Buenos Aires. Caminando por Avenida de Mayo me encontré con el letrero del Avenida y la programación de BAL así que me atreví a contactar con la dirección del teatro para mostrarles lo que hacía. Se interesaron y me dieron aquella Butterfly. Como tantas veces, fue pasar por el lugar justo en el momento justo.
|