“Al público siempre le atrajeron los personajes contradictorios; los que pueden ser tiernos y mostrarse débiles, y, también, son capaces de venganzas y crueldades”, dice Tomer Zvulun, director de escena de la puesta de la ópera Lucrezia Borgia, de Gaetano Donizetti, que, a partir de hoy, presenta la asociación Buenos Aires Lírica en el Teatro Avenida (Av. de Mayo 1222). “Los Borgia tienen esa mezcla entre cotidianidad, poder y crimen que resulta irresistible. Es una familia y, para mí, la relación con el mundo de El Padrino fue evidente”, comenta. Y es que su Lucrezia no tendrá lugar en la Italia renacentista, sino en el mundo de clubes como el Cotton Club.
Dirigida musicalmente por Jorge Parodi, la ópera, que tendrá nuevas funciones el domingo próximo a las 18, y martes 21, jueves 23 y sábado 25, a las 20, tendrá como protagonistas a Florencia Fabris y Darío Schmunck. Con diseño de escenografía de Nicolás Boni y diseño de vestuario de Lucía Marmorek, esta versión, cuyo elenco se completa con Christian Peregrino y Vanina Guilledo, incluye un aria del tenor redescubierta por Alfredo Kraus y rara vez interpretada: “T’amo qual s’ama un angelo”.
“En general se identifica el estilo del bel canto con lo exterior, con lo ornamental del canto, con esas fiorituras. Pero, en la época en que estas óperas fueron compuestas, todos esos movimientos de la voz tenían un sentido dramático muy preciso. Todo era expresión”, explica Zvulun, un israelí que trabaja habitualmente en los Estados Unidos, incluyendo la Metropolitan Opera House. “No creo en particular en las traslaciones de época de las acciones de una ópera –opina–, pero sí en buscar una manera de conectarlas con una sensibilidad más cercana a la gente. Más en una obra como ésta, que es una obra de ficción, que de ninguna manera busca el rigor histórico. Además, en una ópera, coexisten muchas miradas y cada una de ellas habla tanto de quien mira como de quien es mirado. En Lucrezia Borgia, Felice Romani, el libretista, lee a Victor Hugo, en quien se inspira, que desde el siglo XIX lee al Renacimiento italiano. Y Donizetti traduce, a su vez, esta historia en música. Creo que, más allá de las circunstancias habita una verdad y que la puesta funciona si logra que aflore esa verdad.” Este será el segundo título de la temporada de este año, en que Buenos Aires Lírica cumple diez años, y que comenzó con Cosi fan tutte, de Wolfgang Amadeus Mozart. La programación continuará en agosto con Nabucco, de Giuseppe Verdi, y con Jenufa, de Leos Janacek, en octubre.