Buenos Aires Lírica trae la ópera “Lucrezia Borgia”, adaptada al siglo XX. La soprano Florencia Fabris será la voz de la historia.
La de Lucrezia Borgia es la historia de amor trágica entre Lucrezia y Gennaro, la del vino envenenado por un anillo con veneno, la del antídoto que alguno se niega a tomar, la de la muerte. Desde hace diez años, la asociación civil Buenos Aires Lírica (BAL) difunde óperas con artistas y directores de todo el mundo. Esta vez, la segunda puesta del año será la de “Lucrezia Borgia”, del italiano Gaetano Donizetti.
La obra original se inspira en la historia de una aristócrata del Renacimiento famosa por ser “envenenadora”. En esta puesta, la historia transcurre en los años 20 del siglo pasado, una época de jazz, clubes, gangster y crimen. “Aparecen las luces y sombras como uno de los elementos principales de ese mundo, las luces de los carteles, de los clubes, los bailes y las sombras de lo mafioso, del bandidismo, de lo peligroso”, detallan desde BAL. En la versión que se estrena el viernes en el Teatro Avenida y durante dos fines de semana, se verá el debut de Jorge Parodi como director musical en Buenos Aires, una puesta del director israelí Tomer Zvulun y los protagónicos de Darío Schmunck (tenor) y Florencia Fabris (soprano), quien habló con La Razón.
¿Qué tiene de interesante este personaje femenino? Es interesante por los contrastes entre una mujer fuerte y “mala”, pero que al mismo tiempo es una víctima y sufre la soledad de vivir en un mundo de hombres. Trato de marcar estos contrastes desde lo vocal y lo actoral.
Contanos sobre esta adaptación de la obra al siglo XX.
La adaptación es muy intersante, ya que le quita un poco de “peso” desde lo visual y permite más libertad desde lo actoral, pero manteniendo el espíritu de las intrigas de poder, que adaptado al mundo de la mafia resultan muy verosímiles.
¿Cuál es el atractivo?
La puesta en escena es muy linda y se trabajó mucho desde lo actoral. Está pensada como un “film noir”, así que creo que va a ser muy interesante para el público de la ópera y también para el que no está tan acostumbrado al género operístico.
¿Cómo es trabajar con un realizador extranjero?
Viene con una visión muy cinematográfica, que es lo que está en auge en este momento, sobre todo, en Estados Unidos. Pero es muy respetuoso de los climas y de la esencia de cada situación, no se pierde el significado de la historia, independientemente de la época en la que suceda.