Como un disparo en el infinito
Por Sandra De La Fuente
“¡Es fácil actualizar Così fan tutte. Por eso voy a hacerlo!”, exclama entre carcajadas Pablo Maritano, tal vez el mejor director de escena que dio la nueva generación de ópera en el país. Su visión del clásico mozarteano inaugurará hoy la nueva temporada de Buenos Aires Lírica.
“No soy un fanático de las actualizaciones, me interesan cuando cuentan algo respecto de la obra. En el Rapto en el Serrallo la actualización era totalmente pertinente porque es una obra popular y también porque hablaba sobre las relaciones de Oriente y Occidente. En Così... la época no es importante, y ya que no lo es, actualizarlo sería dejar que discurra por la tangente una cantidad de energía que tiene que estar puesta en las relaciones. Hay mucho jugo para sacarle al universo de Così..
. Es una obra muy rica, cada vez que la hago me doy cuenta de que está hecha con acero, para durar.” Es, además, una obra de un juego de simetrías internas asombrosa.
Sí, Una obra gigante de la que es difícil dar cuenta de todos los posibles contenidos, un disparo en el infinito, pero, además, la obra más abstracta de Mozart; no porque carezca de elementos, sino porque trata del subjetivo absoluto. Da Ponte pone en jaque a la inteligencia de los cantantes como actores, en ese mismo sentido se puede ver cómo evolucionó la profesión del cantante en las ultimas décadas, hacia un recapturar el contacto con el texto, en gran medida merced a la reinclusión del barroco dentro del repertorio operístico. Un elenco de 6 cantantes-actores como éste que se presenta ahora hubiese sido imposible de reunir aquí hace 20 años.
Es la tercera vez que Maritano dirige este clásico de Mozart-Da Ponte, las producciones anteriores fueron hechas para el Teatro Argentino de la Plata.
“En esta puesta jugamos con la realidad de un rococó absolutamente irreal, un rococó interpelado dramatúrgicamente por esta cuestión del verosímil-inverosímil y del inverosímil-verosímil”, explica Maritano.
“La sirvienta, un personaje mundano, es el nexo entre ambos mundos. Es una sirvienta más cotidiana y cercana a estos tiempos, que ataca los valores burgueses.
¿Cómo ubicás al “Così” dentro de la trilogía de Mozart y Da Ponte?
Las tres le hablan al nuevo ciudadano que ve como el antiguo régimen se desmorona. En Las Bodas de Fígaro, el asunto es contra el soberano; en Don Giovanni, contra Dios y en Così fan tutte contra el matrimonio. La pregunta es cómo heredará la burguesía estos ideales aristocráticos que empiezan a estar en desuso. Don Alfonso es un aristócrata que debe instruir a las dos parejas de burgueses. La mucama en los momentos máximos de parodia -en la pseudo escena de suicidio y en la escena de la boda-- se disfraza con la ropa de las profesiones burguesas: un médico y un notario o un abogado, y si las actualizáramos, seguro que agregaríamos un psicoanalista. Pero hay un tono de simpatía con Despina, la gran perdedora de la obra. Es interesante ligarla al mundo del servicio, traerla un poco acá y separarla como un buen retrato del fracaso del ideal humanista de la igualdad de los hombres.
|
