Oportuna adaptación de El Rapto en el Serrallo
Por: Rodolfo López
HOSTNEWS, 13 de agosto de 2012
Buenos Aires Lírica presentó en su tercera entrega del año, el sinsgpiel de Wolfgang Amadeus Mozart, que como bien se expresa el Programa de Mano contiene una música gloriosa pero un argumento difícil de sostener en el sentido actual de nuestra dramaturgia. En consecuencia, se encargó a Gonzalo Demaría una adaptación del argumento para los textos hablados, conservando sin cambios los textos de los espacios musicales. El resultado fue excelente.
La excelencia a la que hacemos referencia no se limita a la adaptación en sí misma, sino al resultado general de la puesta. El atinado cambio argumental en tiempo y espacio, junto a una plástica general transmitida desde el colorido del vestuario, el entramado escenográfico, la oportunidad de los recursos de iluminación, sirvieron de apoyo a Pablo Maritano para que posibilitara el lucimiento general de un elenco que cantó e interpretó de manera impecable. El trabajo de Maritano, marca ya un estilo muy particular y visualmente grato reflejado en la recordada puesta de "L'italiana in Algeri".
En esta ocasión, los aciertos comienzan en el foso con la afiatada dirección musical de Pedro-Pablo Prudencio, una orquesta muy sólida, se extiende en el ordenado coro dirigido por Juan Casasbellas y se ha coronado con muy buenas interpretaciones.
Uno de los aciertos interpretativos sobre el escenario surgen en el papel encomendado al Bajo Hernán Iturralde, que paradójicamente no canta, en el rol de Selim Bassa, pero que en su evidente conocimiento del escenario lírico, impresiona con su voz y su gesto en su devenir de jefe autoritario a enamorado frustrado, para finalizar en su dictamen magnánimo. No ocurre lo mismo con su lugarteniente, Osmim, interpretado por el holandés Harry Peeters, a quien pareció costarle meterse de entrada, en la tónica de esta puesta, meta que recién logra sobre el final. No obstante su amplia experiencia le facilitó cumplir eficientemente su rol, brindando un "O, wie will ich triumphieren" de gran factura.
El Pedrillo de Patricio Oliveira, fue además de bien cantado, un personaje de tremenda simpatía y picardía. Su prometida Blonde, interpretada por Constanza Castillo, resultó igualmente convincente, graciosa y con momentos vocales de gran brillo.
Belmonte, encargado por Ivan Maier, tuvo bellos matices con fuerte emotividad interpretativa y Konstanze, fue el personaje ideal para que Marisú Pavón, demostrara que atraviesa un momento de notable maduración vocal, ganado fuertes aplausos finales.
Refrescante encuentro con Mozart, de la mano de una ocurrente y osada adaptación, que amerita una contundente recomendación y una grata revelación de que en Buenos Aires, se sigue respirando un renovado movimiento cultural tan valorado en todo el mundo.