Animarse a otro rapto en el serrallo
La ópera de Mozart sube a escena con un nuevo argumento, aunque fiel a la idea del compositor
Por Veronica Pages
LA NACION, 10 de agosto de 2012
"Y sí es un riesgo, pero las escenas eran un plomazo, tenían un libreto flojísimo que no resistía ser puesto como estaba escrito." Gonzalo Demaría habla con una seguridad y una firmeza tales que cuesta hacerle frente, pero ganas no faltan. Es que este talentoso dramaturgo, compositor, novelista y director teatral fue convocado por el régisseur Pablo Maritano para que reescribiera los textos de El rapto en el serrallo, la obra de Wolfgang Amadeus Mozart que esta noche sube a escena en el teatro Avenida, en una producción de Buenos Aires Lírica (BAL). Hay que animarse a meterse con Mozart.
Pero Demaría sale al cruce rápidamente y aclara: "A Mozart no lo tocamos, sí a los diálogos hablados que hay en la obra. Los reescribí completamente".
La posibilidad de intervenir la pieza surgió cuando Maritano aceptó hacer esta ópera para BAL. "Cada vez que un director de escena se enfrenta a El rapto... le sucede lo mismo: se encuentra frente a un verdadero problema. La obra sobrevivió porque su partitura es maravillosa, pero el libreto es completamente olvidable. Nosotros sólo quisimos reactivar el mecanismo de la farsa que estaba roto, pero mantuvimos argumento, estructura y tema", sigue Demaría, más preocupado por explicarse que por defenderse.
A partir de una idea combinada entre Maritano y Demaría, la historia ahora está situada en un aeropuerto tomado por talibanes. Los talibanes de hoy vienen a cumplir, en escena, el rol de los jenízaros. "¿Quiénes son los jenízaros?, se pregunta Demaría. En el teatro popular es importantísimo que el espectador se identifique con lo que está viendo, es necesario que lo entienda, que haya empatía. Vuelvo a preguntar... en estos tiempos ¿quiénes son los jenízaros?"
La posibilidad y el permiso que régisseur y adaptador encontraron para meter mano se basan en que a esta obra se la llama ópera para simplificar, pero en realidad es un singspiel, un tipo de teatro musical con mucho diálogo, con muchas escenas habladas que se presentaban separadas entre sí por arias o canciones. Era un género de teatro eminentemente popular. "Aunque parezca una paradoja, creo que lo que hicimos fue ser fieles a la idea original de Mozart en esto de hacer un espectáculo popular. Lo que la gente verá en escena desde esta noche es casi una comedia musical, que es lo que era el singspiel en su momento", explica Demaría.
Así, la obra sigue siendo una farsa que se estructura -como la versión original- a través de dos parejas, una seria y otra cómica, que a lo largo de la trama forman tríos. El tema de fondo -muy sucintamente- sigue enfocado hacia el exotismo, el encuentro de Oriente con Occidente.
Todo sigue intacto, tranquilos. Pero ahora -a decir del entrevistado- la farsa funciona.
Otra rareza -por llamarlo de alguna manera- es que el barítono Hernán Iturralde estará en escena, pero no como cantante sino como actor. El interpreta a Selim, el jefe de los talibanes, que toma el aeropuerto para impedir que su amor imposible, Konstanze (Marisú Pavón), se le escape. "Originalmente está escrito así, es un rol de actor y no de cantante, que sí podría haber interpretado un actor de teatro, por ejemplo, pero creo que es una astuta decisión la del régisseur, ya que Hernán se acopla muy bien con el trabajo del resto. No creo que sea una decisión azarosa.
-¿No es un riesgo, pensando en cómo es el público de la ópera?
-Sí, pero estamos muy protegidos por la sala y por los trabajos previos del régisseur.