Con precisión y sutileza
Crítica “Norma”. Subió la ópera de Bellini, con una impecable realización musical.
Por Federico Monjeau
Norma subió en el Avenida en una nueva producción de Buenos Aires Lírica, con dirección de Javier Logioia Orbe y puesta en escena del francés Louis Désiré. La ópera de Bellini está situada en la Galia ocupada por los romanos, y cuenta la historia de una sacerdotisa druida desgarrada entre los deberes de su investidura y el amor por Pollione, el procónsul invasor con quien ha tenido dos hijos en la clandestinidad.
La realización de Désiré no está guiada por la verosimilitud histórica. Pollione y los suyos lucen como unos modernos farabutes romanos (trajes y accesorios rojo brillante), y en la caracterización de los druidas algunos hay vestigios de la popular historieta Asterix, pero en tonalidades pardas (el vestuario es de Mónica Toschi).
El paisaje galo (escenografía de Diego Méndez Casariego) está bien logrado con muy pocos elementos: unos troncos de árbol y unos paneles curvos de madera que forman un semicírculo. El mobiliario no es realista, y sobre el fondo de la escena aparecen de tanto en tanto unas proyecciones de cinematográficos rostros femeninos que desde el palco platea 14 no se alcanzan a ver con toda claridad.
Mientras suena la obertura, el telón se levanta y los romanos ingresan al dominio de los Druidas con linternas. Las linternas representan la búsqueda en el bosque y seguramente también la necesidad de iluminar otros misterios. Las linternas escrutan las inscripciones druidas, y después continúan iluminando la escena un poco al tuntún. La idea original no estaba mal, pero al ser repetida mecánicamente (sin ninguna orientación) durante un período demasiado largo, termina resultando decorativa y pierde fuerza.
La realización dramática es especialmente convincente en las escenas íntimas, para lo cual se cuenta con un notable elenco de cantantes-actores, empezando por la extraordinaria pareja femenina: la soprano Florencia Fabris como Norma y la mezzo Adriana Mastrángelo como Adalgisa, impecables desde todo punto de vista. El compositor Luigi Nono -que amaba profundamente a Bellini y consideraba inadmisible su completa asimilación a la trilogía belcantista completada por Rossini y Donizetti- pensaba que Norma , más que una ópera de números, debía oírse como una línea continua del principio al fin; una línea psicológicamente muy compleja, debería agregarse, por las tensiones y contradicciones que soportan los personajes. Los dramas de Bellini pueden ser desgarradores, pero a la vez transcurren algunos metros por encima de la tierra.
Y esa integración, esa forma complementaria de las voces se oye conmovedoramente en la formidable realización de Fabris y Mastrángelo, apoyada en una eficiente marcación actoral y en una fina lectura musical del director Javier Logioia Orbe. El Pollione del italiano Paolo Bartolucci es correcto, pero vocalmente no alcanza el nivel superlativo de sus dos amantes. El reparto se completa con actuaciones muy convincentes de Patricia Deleo como Clotilde, Christan Peregrino como Oroveso y Nazareth Aufe como Flavio.
La orquesta respondió ajustadamente, tanto en el conjunto como en los solos (con un notable clarinete), mientras que el coro dirigido por Juan Casabellas se sumó con precisión y sutileza a la gran línea belliniana.
Ficha
Norma
autor Vincenzo Bellini director Javier L. Orbe Sala Teatro Avenida, viernes 8. Repite 12, 14 y 16
Muy bueno