Melodrama Macbeth: De Giusseppe Verdi / Dirección musical: Javier Logioia Orbe / Puesta en escena: Fabian Von Matt / Dirección coral: Juan Casasbellas / Escenografia: Nicolas Boni / Coreografía: Valeria Primost / Vestuario: Daniela Taiana / Iluminación: Alejandro Le Ropux / Elenco: Monica Ferracani (Lady Macbeth), Luis Gaeta (Macbeth), Christian Peregrino (Banco), Arnoldo Quiroga (Macduff). / Producción: Buenos Aires Lírica / Sala: Teatro Avenida.
Nuestra opinión: excelente.
La versión ofrecida por Buenos Aires Lírica de la ópera de Verdi tuvo en la puesta escénica ideada por Fabián von Matt la gran virtud de que la duración de los cuatro actos, subdivididos en varios cuadros, se hizo de un modo inteligente -el diseño fue de Nicolás Boni y los vestuarios de Daniela Taiana a los efectos de no perder un ritmo casi continuo de la acción dramática-. Con ello se jerarquizó la versión y se contribuyó a que en ningún momento el público dejara de estar imbuido del texto y de la música.
A ello se sumó una iluminación acertada de Alejandro Le Roux y una positiva contribución coreográfica de Valeria Primost, con lo cual el libreto de Francesco María Piave, basado en Shakespeare, subsiste en todo momento con la necesidad de mostrar una atmósfera de lejanas tierras nórdicas, de situaciones fantásticas, acaso provenientes de la mente de los personajes. Es por ello que se requiere contar con un elenco de cantantes que además sean muy buenos actores.
La consagrada soprano Mónica Ferracani encarnó una Lady Macbeth de primer orden, no sólo por su entereza para afrontar con seguridad y musicalidad todos los complejos pasajes de la heroína, una de las más arduas del teatro cantado. A su espléndido trabajo actoral sumó arrojo y temperamento en el canto, con lo cual se cumplió el objetivo buscado por el autor, en el que la orquesta interviene de un modo integral, aportando sonoridades que no fueron escritas para hacer de mero acompañamiento, sino para crear los climas que surgen de cada palabra, por cuya razón el texto dramático se funde con los sonidos, y en concordancia con ello, Mónica Ferracani, por un lado, y, por el otro, la muy acertada dirección musical de Javier García Orbe lograron ese ideal del compositor que, además, vislumbra el futuro.
Luis Gaeta como protagonista aportó toda la experiencia de un gran creador de personajes y, desde el punto de vista vocal, el canto de un barítono de voz bien timbrada e infalible seguridad musical, en especial al coronar su actuación en la escena final con la imprecación Perfidi, all Anglo contra me v´unite... y el canto inspirado de Pieta, rispeto, amore... para inmediatamente dar paso a esa escena de conjunto que cierra la obra, tan cargada de un sentimiento patriótico del cual todo melómano seguramente lo hace suyo y a su tierra natal, por el significado de lo que debe ser un pueblo en libertad.
Personajes vitales de la magnífica obra son todos los integrantes del coro a los que el autor les otorgó un relevante protagonismo musical y escénico, así como a la forma en que se presenta a las brujas que profetizan el futuro de Macbeth y de los hijos de Banco.
El aporte de los coreutas en la faz escénica fue superlativo, frente a esa necesaria ductilidad que exige el teatro cantado que lo hace actuar como un actor, en esta oportunidad todos sus integrantes exhibieron llamativa soltura y naturalidad, sin por ello perder calidad sonora. Todo lo contrario, el conjunto preparado con eficacia por Juan Casasbellas fue un puntal, tanto para la música como para el teatro. El bajo Christian Peregrino fue un excelente Banco y el tenor Arnaldo Quiroga como Macduff, noble de Escocia, cantó con solvencia, luciendo nobleza y arrojo al encarar el aria Ah, la paterna mano... recibida con el reconocimiento del público.
Los otros integrantes del elenco, con Sabrina Citera como dama de la corte, Nazareth Aufe en el rol de Malcolm, Walter Peregrino como médico y Claudio Rotella como sicario, tuvieron efectivo accionar. Fue atinada y sobria la coreografía de Valeria Primost, así como el clima logrado por el puestista. Todo el equipo de maestros y técnicos, aquellos que no se ve a pesar de su vital importancia, contribuyó al éxito de todos, razón por la cual el público brindó, ante el saludo de cada uno, un generoso aplauso.