JEANNETTE VECCHIONE
La soprano que iba a ser basquetbolista
Por Ramiro Albino
Perfil. Domingo 17 de julio de 2011.
Se presenta en Buenos Aires Lírica la norteamericana que se ofreció a cantar casi por accidente y terminó por transformarse en una profesional que recorre el mundo.
Buenos Aires Lírica está presentando en el Avenida la ópera Il mondo della luna de Haydn. Dirigida por Rodolfo Fischer, esta producción cuenta con un elenco en el que participan importantes voces locales y la soprano estadounidense Jeannette Vecchione (26).
El inicio de su carrera es diferente a lo que se suele fantasear sobre la vida de los cantantes. Sin pasar por coros infantiles o juveniles, sin muchísimos años de estudio y sacrificio, Vecchione era basquetbolista, y pretendía hacer su vida en torno al deporte. Cuanto tenía 16 años entró al coro escolar.
"Tenía que hacer una materia optativa en el colegio, y quería hacer pintura o dibujo, pero sólo tenía dos opciones, coro o trabajos con madera. Elegí el coro, porque cantaba en mi iglesia desde que era chica y sabía que podía cantar, jamás había cantado ópera sino música de iglesia".
Su padre es pastor evangélico y su madre ama de casa. Nadie en su familia estaba demasiado interesado en la música ni menos en la ópera. "Cuando fui a hablar con el consejero y le dije que quería ir al coro, me dijeron que para eso debería saber cantar, que no era mi caso. ¡Nadie lo sabía! Yo era una basquetbolista. Entonces fui al salón del coro y me pidieron que cantara algo. Comencé a cantar en el estilo de Mariah Carey. A la directora le parecía la típica chica que canta pop, entonces como chiste le dije que también podía cantar ópera, y comencé a bromear por el salón vocalizando como una cantante. Entonces me llamó y me pidió que siguiera haciéndolo. Le dije que sólo estaba divirtiéndome, y me dijo entonces que siguiera con esa diversión. Me pidió el teléfono y dijo que debía llamar a mis padres. Después me dijo que yo era una cantante de ópera en potencia, y que debía ir a la Juilliard".
En cinco meses preparó el ingreso. Con inconsciencia adolescente preparó las arias de La Reina de la Noche de La flauta mágica, música que había conocido por un CD llamado El ABC de la ópera. "Mi padre dijo: 'Eso suena realmente difícil; si cantas esto seguramente entrarás a Juilliard'. Me desafió, y yo le dije: 'Por supuesto que puedo cantarlo'". Aunque en principio su profesora se negó, audicionó con eso y no sólo fue aceptada sino que obtuvo su título de magister dos años después. Hoy canta en importante escenarios del mundo.
"Trato de cantar todos los días. Mi entrenamiento es exactamente como el deporte. Cantar una ópera es como correr unos veinte kilómetros, o algo así. Quizá el día después de la carrera no corrés, o sólo corrés uno o dos kilómetros. Es lo mismo con el canto. Cuando canto una ópera, al día siguiente me lo tomo con calma.
Apasionada con su carrera, y amante del bel canto, sueña con poder hacer algún día el rol de Violetta en el Teatro alla Scala, en Milán, para el que aún se siente muy joven. Está casada con un brasileño al que conoció en un café de Connecticut, ciudad en la que viven. Planea tener una familia, y pese a todo, no abandona el deporte. "Creo que todos, sobre todo aquellos que tenemos grandes carreras, necesitamos un balance, de eso se trata la vida. Sea lo que sea que te haga feliz, hay que buscar un balance entre familia, amigos, trabajo, y lo que te gusta, tu hobby. Ya tendré hijos, por ahora hago crecer mi carrera, tengo mi esposo y voy a un gimnasio en Connecticut donde entreno basquet, y allí está mi equipo (risas)".
