Divertida régie de Pablo Maritano
LA PRENSA - Domingo 17 de julio de 2011.
"Il mondo della luna", dramma giocoso entres actos. Texto: Carlo Goldoni. Música: Joseph Haydn. Cantantes: Osvaldo Peroni, Hernán Iturralde, Jeannette Vecchione, María Virginia Savastano, Vanina Guilledo, Rocío Arbizu y Sergio Spina. Escenografía: Andrea Mercado. Vestuario: Sofía Di Nunzio. Iluminación: José Luis Fiorruccio. Régie: Pablo Maritano. Orquesta (Rodolfo Fischer). Avenida (Avenida de Mayo 1222), viernes 15.
En calidad de tercer espectáculo de su temporada de abono, Buenos Aires Lírica tuvo la meritoria idea de presentar "Il mondo della luna", bellísima ópera bufa de 1777, perteneciente a Franz Joseph Haydn, que se había dado en la Argentina (en el San Martín y en el Colón) sólo en 1971, bajo la conducción de Enrique Sivieri.
Formada por apreciados instrumentistas de nuestro medio (se desempeñó como concertino Roberto Rutkauskas), se ubicó en el foso una orquesta 'ad hoc' que sonó primorosamente y fue conducida por Rodolfo Fischer con elaborado equilibrio de planos, convicción y esbelta justeza (Federico Bosco sobresalió en un clave de permanente sostén estructural). Uno de los logros importantes del maestro chileno consistió en la impronta estilística de notoria uniformidad que consiguió implantar como concertador en la totalidad del discurso musical.
SIN MODELO
Sin embargo, no puede soslayarse que habida cuenta que la partitura de Haydn no es precisamente un modelo de concisión expresiva, debió haber suprimido más de un fragmento de mera incidencia formal, números que sólo contribuyen a dilatar la velada sin ninguna relevancia contextual.
En cuanto al cuadro de cantantes, cabe destacar que la soprano María Virginia Savastano (Clarice) lució registro homogéneo y bien conformado, de bonita proyección y esmaltados acentos, al tiempo que el tenor Sergio Spina (Cecco) hizo oír un metal grato y entero, de correcta expansión. Hernán Iturralde (Buonafede) con voz perfectamente colocada y timbre viril y Osvaldo Peroni (Ecclitico) se manejaron histriónicamente con magnífico nivel; la santafesina Rocío Arbizu (Lisetta) fue una "mezzo-soubrette" de gracioso desenvolvimiento, y su colega Vanina Guilledo (Ernesto) asumiendo el papel de un castrado, mostró atrayente color aunque debe reforzar su zona grave y adquirir mayores matices de fraseo.
PUESTA EXCELENTE
Desde ya una de las nuevas figuras más significativas en el plano de la "mise-en-scène", Pablo Maritano cumplió en la ocasión uno de sus mejores trabajos. Con el concurso de una iluminación acertada, de tonos concurrentes con la acción, diseñada por José Luis Fiorruccio, vestuario original y cromático, preparado por Sofía Di Nunzio, y escenografía si se quiere sencilla pero de apropiado ajuste, concebida por Andrea Mercado, la puesta de "Il mondo della luna" fue fundamentalmente muy cómica, variada, dinámica en todo lo que se pudo.
Llamó verdaderamente la atención la absoluta minuciosidad del estudio previo efectuado por Maritano, su talentosa labor, cuidada en cada paso, su feraz inventiva, fina, múltiple, jocosa sin caer nunca en lo ordinario. Es probable que su ¨régie" haya contribuido decididamente al "aggiornamento" de esta ópera antigua, melódicamente exquisita, grácil, divertidamente visionaria.
