Crítica “El mundo de la luna” La obra de Haydn, en una brillante producción.
Por Sandra De La Fuente.
CLARÍN. Domingo 17 de Julio de 2011.
La nueva producción de Buenos Aires Lírica, El Mundo de la Luna de Haydn, es un sueño delirante y de humor sutil, tan bien cantado como actuado.
Con citas al cine de George Méliès –tal vez un homenaje a su Viaje a la Luna , pero sobre todo a la belle époque en la que se ubica temporalmente la escena- la puesta de Pablo Maritano apela al universo de la infancia, al del juego improvisado donde un colchón puede convertirse en la ingrávida superficie de la luna, un baño en un observatorio astronómico y un caño en un poderoso catalejo.
La escenografía de Andrea Mercado, la coreografía de Carlos Trunsky y el vestuario de Sofía Di Nunzio subrayan la forma y los contrastes del relato: el potente segundo acto, un mundo sin convenciones, un delirio onírico apenas iluminado por un collage de lámparas de diverso estilo y una sugestiva noche como telón de fondo; ese mundo fantástico es un collage animado que, entre conejos gigantes y árboles amedrentadores, cruza a Peter Pan con Alicia en el País de las Maravillas y arrasa con el naturalismo de paredes desteñidas y colores pasteles de los actos de apertura y cierre.
Las actuaciones y las voces de esta producción no podían ser mejores, empezando por el bajo Hernán Iturralde, el más perfecto Bonafede que pueda imaginarse. Iturralde tiene un registro parejo y potente, es seguro y expresivo pero además es un actor de una enorme plasticidad y humor refinado.
El dúo masculino que lo secunda cumple sobradamente su papel: los tenores Osvaldo Peroni (Ecclitico) y Sergio Spina (Cecco) tuvieron una noche sin puntos bajos. El trío femenino formado por las sopranos María Savastano (Clarice), Jeanette Vecchione (Flaminia) y la mezzo Rocío Arbizu (Lisetta) es también impecable vocal y dramáticamente. Vecchione y la neoyorquina Savastano se escucharon impecables desde la primera intervención. Sus arias de coloratura sonaron con liviandad y gracia. La mezzo Vanina Guilledo (Ernesto), en cambio, fue ganando mayor confianza a lo largo de la noche.
La orquesta dirigida por Rodolfo Fischer tuvo un comienzo un poco desangelado (cuerdas destempladas), pero el sonido general se fue consolidando a lo largo del primer acto, y llegó a oírse calibrado y a tono con la agudeza de la escena durante el resto de la noche.
FICHA
El mundo de la Luna
Autor Joseph Haydn director Rodolfo Fischer regisseur Pablo Maritano escenografía Andrea Mercado interpretes Osvaldo Peroni, Hernán Iturralde y otros lugar Teatro Avenida, repite hoy, 19, 21 y 23