Buenos Aires Lírica presenta hoy la ópera del compositor austríaco, con régie de Pablo Maritano
Por Verónica Pagés
LA NACIÓN. Viernes 15 de Julio de 2011.
Es casi una comedia burguesa al estilo de las películas de Woody Allen de los 90 -dice Pablo Maritano sobre Il mondo della luna , la ópera de Joseph Haydn que, con su dirección escénica, se estrena esta noche en el Avenida-. Se mete con sus tópicos familiares, su versar sobre las ideas de las modas, las ambiciones burguesas y también con la idea de burlarse, un poco reaccionariamente, del iluminismo."
La relación Haydn/Goldoni (el libro es del dramaturgo veneciano) con Woody Allen ya suena exótica, pero es el mismo Maritano el que tira más puntas que abonan su teoría de "tener entre manos una ópera rara", lo que lo pone especialmente feliz.
"Por empezar, está la posición de Haydn como compositor de ópera, cuando él escribía eminentemente música instrumental y su única relación con lo lírico estaba dada por su rol como director musical de obras de otros. Además, y haciendo eco de esta cuestión lunar, es una obra doble, con dos caras, dos vertientes dramatúrgicas desde el punto de vista argumental. Por un lado, es una ópera bufa en el sentido tradicional, con todos los ingredientes de la comicidad italiana, y por el otro -en un costado también satírico- versa sobre el supuesto viaje del idiota [Bonafede] a la luna", sigue verborrágico, feroz, el joven régisseur.
Pensar en un viaje a la luna en pleno siglo XVIII no se puede hacer de otro modo que con una mirada poética, onírica, metafórica. Y a ese juego se prestaron a entrar Maritano y compañía (su trabajo incluye a la escenógrafa Andrea Mercado, la vestuarista Sofía Di Nunzio, el iluminador José Luis Fiorruccio y el coreógrafo Carlos Trunsky).
"Tener entre manos una luna inventada es muy inspirador. Para nosotros esta luna está directamente asociada a la noche, al mundo de los sueños, y de ahí que el piso esté hecho a base de camas y colchones y todos anden en pijamas. Es que nuestro hábito lunar es de carácter regresivo; de hecho, la aceptación de lo fantástico tiene un carácter regresivo, ¿no? -sigue Maritano describiendo su propia luna-. Es una luna impoluta, una donde el hombre puede encontrar su verdadero carácter, su paz del alma; una luna donde todo suena gluckiano, un mundo ideal que se contrapone a éste, donde todos los órdenes están invertidos."
Así, Maritano y su gente construyeron una luna cercana a Julio Verne y más cercana aún a Georges Méliès, a la que decidieron ambientar en la época de las revoluciones que atacaron a la burguesía. En este territorio lunar aparecen elementos culturales muy diversos, casi surrealistas, como indios, policías, romanos, ninfas y pastores. "Se podría decir también que es una luna pornográfica", se ríe Maritano, divertido de poder jugar con universos tan disímiles que le permiten combinar comunismo, psicoanálisis y feminismo en una época en la que la moda del progreso fue furor.
Orígenes
Pablo Maritano tiene 34 años y hace cinco que empezó a asumir la responsabilidad total de una puesta en escena, y no le ha ido mal; cada uno de sus trabajos ha sido nominado a distintos premios y lo siguen llamando para tener su mirada en escena. Antes de eso fue alumno y colaborador de directores a los que admira y con los que comparte "cierta manera de ver la ópera", como Marcelo Lombardero, Rubén Szuchmacher y el suizo George Delnon.
-Es una mirada más bien vanguardista..., ¿no?
-¡¡¡¡¡Noooo!!!!!, vanguardia es una palabra gigantesca que para mí está más asociada al mundo de Julio Verne o al de Méliès que al nuestro. Creo que soy absolutamente clásico, clasiquísimo; acá a lo moderno se le dice rupturista, y yo creo que con Marcelo, con Rubén, somos gente muy clásica; acá se confunde clásico con malo, y eso es un pecado.
-Y esa mirada que ustedes comparten ¿cómo la recibe la gente?, ¿la crítica?
-Tanto el público como la crítica me han tratado muy bien. Además creo que los críticos están empezando a hacer su trabajo de otra manera; se están dando cuenta de que su tarea es acercar al público a otro lenguaje y no distanciarlo. Para mí el cenit de esa situación fue el Giulio Cesare de Gustavo Tambascio en el Teatro Argentino de La Plata, que fue extraordinario, y me parece que dividió la crítica entre los que pudieron entenderla y acercar al público y los que no. De allí en más, nada fue recibido de la misma manera. Afortunadamente.
PARA AGENDAR
Il mondo della luna , de Haydn, con puesta de Pablo Maritano. Teatro Avenida, Av. de Mayo 1222. Hoy, a las 20; domingo, a las 18, y martes, jueves y sábados, a las 20.