Carmen
Por Juan Carlos Montero
LA NACIÓN. Viernes 25 de marzo de 2011.
Autor: Georges Bizet / Elenco: Adriana Mastrangelo (Carmen), Oriana Favaro (Micaela) Martin Muehle (Don Jose) y Leonardo Estevez (Escamillo) entre otros / Puesta en escena: Marcelo Lombardero / Dirección musical: Alejo Perez / Producción: Buenos Aires Lírica / Teatro: Avenida / Funciones: Hoy, a las 20; dimingo, a las 18; jueves y sábado 2/4, a las 20 Nuestra opinión: muy buena
Cuando Carmen se estrenó, se dijo que era producto de la influencia wagneriana o que era una obra española, pero se trata de una creación claramente francesa por el refinamiento, la trasparencia y la sensualidad de la orquestación. Asimismo, si bien es de concepción belcantista, no tiene punto de contacto con el canto verista ni con el verdiano. Se trata de uno de los títulos del llamado gran cartelone de los teatros líricos, razón por la cual habría necesidad de provocar un sacudón en cada nueva versión, y es lo que sucede ahora con la propuesta del talentoso Marcelo Lombardero en la faz visual (ver aparte) y con un elenco de cantantes guiado por la mano del brillante director de orquesta Alejo Pérez. O sea, hacer música y actuar en forma simultánea y equilibrada.
De ahí que fuera admirable que Adriana Mastrángelo, espigada y esbelta, creara una protagonista incomparable con todas las conocidas en el pasado y dejara escuchar su canto seguro y musical. Su tarea resultó cautivante y con el trascurrir de la representación su naturalidad de actriz fue adquiriendo un muy bien ganado protagonismo. Por su parte, el tenor Martín Muehle creó el personaje con voz caudalosa y bien timbrada. Su actuación teatral fue impactante por su fuerza expresiva. Asimismo fue posible valorar los méritos de Oriana Favaro, exquisita en su fraseo y poseedora de una excelente escuela de emisión, así como delicada y refinada en su estampa, ofreciendo como actriz una amplia gama de las sensaciones que repercuten en Micaela. Y en este sentido también lograron naturalidad y encanto las jóvenes Cecilia Pastawaski y Victoria Gaeta, como Frasquita y Mercedes, respectivamente.
Si bien no estuvo en una buena noche Leonardo Estévez en la faz vocal encarnando a Escamillo -se sabe que sus partes exigen una inusual capacidad de aire-, se debe agradecer su actuación, recordando que han sido muy pocos los barítonos de prestigio que se lucieran en tan ingrato esfuerzo canoro. Walter Schwarz, Ricardo Crampton, Sebastián Sorarrain, Santiago Bürgi y Mario Filguera (este último como el posadero, aquí mostrado con ingenio), conformaron un conjunto de cantantes de muy alta calidad, no sólo por la condición de excelentes comediantes, sino también por su disciplinado trabajo de preparación musical que debe haber sido extenuante en las partes concertadas.
Fue eficiente la actuación del Coro de Niños del Argentino y no así el coro preparado por Juan Casasbellas, en tanto que el grupo de figurantes y bailarines aportaron al realismo de una versión que suma para el recuerdo vivo del genio de su autor.