Brillante versión de Madama Butterfly
Por Andrés Hine
A.C.M.A., Domingo 30 de mayo 2010.
En una sala colmada, los entusiastas abonados a Buenos Aires Lírica, aguardaban un encuentro con la magia del genio pucciniano. Y no fueron defraudados. En la segunda función de la Temporada 2010 subió a escena Madama Butterfly en el Teatro Avenida. Con música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica la obra narra la desventura de la frágil joven japonesa abandonada por su esposo.
El éxito de la función se basó en tres pilares fundamentales. En primer término la inspirada conducción de Carlos Vieu quien resaltó los momentos más encendidos de la partitura, sin por ello ir en desmedro de los más sutiles y líricos. En todo momento mantuvo el equilibrio entre el foso y la escena.
En segundo lugar, la sobresaliente interpretación de Florencia Fabris como la protagonista. De destacados recursos técnicos y vocales, su desempeño actoral y su compromiso con el personaje la convirtieron en una Butterfly conmovedora, recibiendo cálidos aplausos en cada momento vibrante de su actuación.
El tercer pilar del éxito fue el Pinkerton de Enrique Folger quien impactó por su emisión franca, linea conforme al estilo pucciniano y el acento de consternación que otorgó a las escenas finales, especialmente a su aria "Addio fiorito asil" que fue ovacionada.
No menos importante fueron las actuaciones de Vanesa Mautner como Suzuki, Ernesto Bauer como Sharpless y Santiago Bürgi como Goro quienes, cada uno desde su respectivo personaje, contribuyeron al éxito de la función. El resto del elenco realizó una buena labor, destacándose Mariano Fernández Bustinza (Yamadori) y Walter Schwarz (el tío bonzo). El coro completó el cuadro, bajo la dirección de Juan Casasbellas, realizando un trabajo meritorio.
La puesta en escena de Crystal Manich fue muy adecuada, sobresaliendo el movimiento del coro en el primer acto. Le escenografía de la Asociación Cultural del Círculo de Rosario ideada por Nicolás Boni y el vestuario de Lucía Marmorek, aportaron un bello marco para un espectáculo brillante que dejó a toda la concurrencia con la sensación de que Puccini no había faltado a la cita.
