Fidelio en el Teatro Avenida
Por Carlos Folias
BLOG CARLOS FOLIAS, Sábado 1º Mayo 2010
La única ópera compuesta por Beethoven deleitó a los espectadores en el Teatro Avenida.
En esta nota hemos analizado la función presenciada el domingo 11 de abril de 2010 organizada por Buenos Aires Lírica.
El genio de Beethoven (Bonn, 1770 – Viena, 1827) le ha dejado a la humanidad solamente una ópera dentro de su gran producción musical (cerca de 400 obras). “Fidelio” fue estrenada por primera vez en 1805 en un contexto muy particular para los teatros ya que Napoleón acababa de invadir Viena y no tuvo gran repercusión. Se trata de una época en que las historias referidas a actos heroicos y a personas inocentes que eran liberadas de injustos encarcelamientos eran muy populares. Estamos hablando de los años posteriores a la Revolución Francesa. Nueve años después de la primera función y luego de algunos ajustes y revisiones fue reestrenada la versión definitiva en 1814, esta vez sí, con singular éxito. En Argentina se pudo apreciar por primera vez en1927 en el escenario del Teatro Colón y al cumplirse el centenario de la muerte de Beethoven, bajo la dirección de Gino Marinuzzi. En los últimos años se destaca la puesta del 2003 también en el Teatro Colón, esta vez con dirección musical de Franz Paul Decker y régie de Roberto Oswald...
La obra se sitúa en una prisión cerca de Sevilla (España) a finales del siglo XVIII.
Su argumento resalta los valores del amor, la fidelidad, la lealtad, la libertad y la lucha contra la injusticia y la tiranía. Leonore, caracterizándose como un hombre (Fidelio), ingresará a trabajar en la casa de Rocco, carcelero de la prisión en la que se encuentra encerrado injustamente su marido (Florestan) considerado un preso político e intentará por su intermedio acercarse a su amor para liberarlo o ayudarlo de alguna manera, evitando que el director de la prisión (Don Pizarro) logre su cometido de asesinarlo. La intervención del ministro (Don Fernando) permitirá resolver la injusticia y castigar la tiranía al modo “deus ex machina” de la tragedia griega.
En esta oportunidad pudimos volver a ver y escuchar a dos artistas que disfrutamos en la excelente puesta de El Cónsul en setiembre del 2009, Carla Filipcic Holm (Soprano - en el papel de Leonore bajo el nombre de Fidelio) vuelve a deslumbrarnos en un rol de gran dificultad, no sólo por tener que componer actoralmente un personaje masculino, sino por la gran fortaleza vocal que su papel requiere y que cumple a la perfección y Hernán Iturralde (Bajo - en el papel del carcelero Rocco y padre de Marzelline) quien presenta un buen desarrollo actoral y una sólida y homogénea voz a lo largo de toda la representación. Mas allá de algunos desajustes que no llegan a empalidecer la calidad del espectáculo, hemos observado desenvolvimientos parejos desde los numerosos instrumentos de la orquesta hasta cada uno de los artistas en lo vocal y actoral. Tanto la escenografía como la iluminación y el vestuario contribuyen acertadamente a situarnos en un espacio y un tiempo y a crear la atmósfera adecuada a la diégesis.
En Fidelio, al igual que en otras obras, hay momentos en los que las acciones se detienen porque son instantes de gran intensidad musical. En estas ocasiones se requiere una resolución desde la puesta actoral que reduzca al mínimo el “estatismo” de los actores que fácilmente se produce, pero sin agregar acciones innecesarias. La puesta en escena de Rita de Letteriis privilegia estos instantes musicales por sobre la actuación, decisión que compartimos puesto que con ello logra que no haya acciones que distraigan y que impidan disfrutar plenamente de los sublimes instantes musicales o corales.
Pero hay otros momentos donde la acción se hace imprescindible. Tal es el caso de la escena del segundo acto en la que Fidelio y Rocco bajan al calabozo con picos y palas para cavar la fosa. Mientras desde la voz se dice insistentemente que hay que terminar de cavar y que no hay tiempo que perder, desde la acción (principalmente de Rocco que es el mayor interesado en cumplir la orden) hay quietud o mínimos e intrascendentes movimientos.
La decisión de la puesta en escena de alejarse de una narración realista, principalmente en el caso de las actuaciones, produce a nuestro entender resultados opuestos. Por un lado, suspender las acciones resultó positivo en algunas de las escenas, como en el primer acto en el que se logra una textura maravillosa de voces (Leonore, Rocco, Marzelline y Jaquino) del cuarteto "Mir ist so wunderbar" ("Es para mí tan maravilloso") logrando que ninguna acción impidiera disfrutar de lo musical. Pero, por otro, en el ejemplo citado más arriba (Acto 2 cuando cavan una fosa) es precisamente la ausencia de acción la que introduce un elemento extraño para la percepción. En este pasaje de la obra faltó lo que Hamlet enseñaba a los cómicos: “La acción debe corresponder a la palabra, y ésta a la acción, cuidando siempre de no atropellar la simplicidad de la naturaleza”.
Mucho podríamos seguir hablando de esta maravillosa obra pero excedería el objetivo de esta nota. El público del Teatro Avenida, una vez más, tuvo la oportunidad de disfrutar y aplaudir con entusiasmo una representación de jerarquía.
La temporada de ópera 2010 presentada por Buenos Aires Lírica continuará en mayo/junio con Madama Butterfly, en julio con Belisario de Donizetti, en setiembre con Serse de Händel y en noviembre con Falstaff de Verdi, siempre en el Teatro Avenida. Para informes se puede consultar la página web de la asociación: http://www.balirica.org.ar
FIDELIO
Ópera en dos actos con música de Ludwig van Beethoven y libreto de Joseph Sonnleithner y Friedrich Treitschke
Dirección musical: Guillermo Brizzio
Puesta en escena: Rita de Letteriis
Diseño de escenografía y vestuario: Daniela Taiana
Diseño de iluminación: Alejandro Le Roux
Dirección de coro: Juan Casasbellas
Con la participación de: Carla Filipcic Holm (Leonore), Peter Svensson (Florestan), Homero Pérez-Miranda (Don Pizarro), Hernán Iturralde (Rocco), Ana Laura Menéndez (Marzelline), Gustavo De Gennaro (Jaquino), Leonardo Estévez (Don Fernando), Julián Zámbo y Lucas Somoza (dos prisioneros) y los actores: Alejandro Ares, Julián Mardirosiann, Martín Palladino y Rubén Santti.
Coro de Buenos Aires Lírica y orquesta.