Franco Fagioli: "Cantar desde las entrañas del texto"
Por Cecilia Scalisi
LA NACION, Jueves 16 de julio de 2009
El contratenor estará en Il ritorno d´Ulisse in patria.
Tras años de ausencia en la vida lírica del país y un exitoso desempeño en Europa, el brillante contratenor argentino regresa con la fama de ser uno de los cantantes más exquisitos de su cuerda a formar parte de dos producciones locales: Il ritorno d´Ulisse in patria, de Monteverdi, para Buenos Aires Lírica (BAL), y Orfeo y Euridice, de Gluck, para el Teatro Colón. Junto a un destacado elenco, integrado por Víctor Torres, Evelyn Ramírez y María Cristina Kiehr, entre otros, con régie de Alejandro Bonatto y el ensamble I Febiarmonici con la dirección del reconocido Juan Manuel Quintana, Fagioli estrenará su Telémaco en el anunciado tercer título de la temporada de BAL: el esperado estreno de mañana del Ulises monteverdiano en el teatro Avenida.
-¿Cómo lucirá tu voz en el rol de Telémaco?
-Este rol tiene que ver con algo bueno que le está pasando a mi vocalidad. En Stuttgart acabo de estrenar Teseo (N. de R: de la ópera homónima de Haendel, escrito para sopranista, como este actual Telémaco). Hace años que me ofrecen estos roles agudos, pero no había sido el momento. Yo tenía la conciencia de que hay mucho de fascinación en escuchar a un hombre cantando agudo, por eso no aceptaba ciertos personajes, por entender que no estaba listo y por conocer la diferencia entre poder cantar agudo y poder cantar agudo con una gran calidad de sonido. Ha sido un excelente trayecto de trabajo que me permitió aceptar esta invitación. Espero que la percepción del público vaya desde la fascinación del agudo hacia la fascinación de la belleza de ese agudo.
-¿Cuál es la esencia del estilo de Monteverdi?
-Monteverdi usaba la palabra "verdad" para hablar del discurso. Esa es la esencia, el concepto que ilumina el mundo de Monteverdi. Lo esencial en su estilo es entender que hay un texto que está sostenido por un discurso de declamación y tensión teatral. En eso radican su magia y, a la vez, su dificultad.
-¿Cómo es el proceso técnico de la declamación por sobre el canto?
-Primero se trabaja diciendo el texto, luego declamándolo y, al final, cantándolo. Cada músico ha desarrollado un discurso musical diferente, pero siempre está la palabra a la cual hay que hacerle el honor de la verdad. En Monteverdi, la síntesis es la declamación puesta en notas.
-¿Cómo se consigue la musicalidad y se evita una interpretación mecanizada del "cantare parlando"? ¿Es un desafío para el cantante?
-Implica un desafío porque estos roles resultan físicamente más cansadores que Haendel. La diferencia está en que en Haendel existe un motor que es la orquesta y la música. En Monteverdi, en cambio, el motor está dentro de uno. Ese motor se alimenta de la sensación de ir llevando lo que se dice hasta el punto al cual se quiere llegar, con las tensiones y distensiones, los descansos y culminaciones justas. Es un esfuerzo que produce fatiga y para el cual hay que estar entrenado.
-Tras tu experiencia europea, ¿cómo te sentís en esta producción en cuanto a modalidad de trabajo y desarrollo artístico?
-Estoy satisfecho con todo: el elenco es de lujo y el proyecto es una maravilla a nivel musical. Lo que falta aquí es la infraestructura y los recursos, pero eso escapa a nosotros. En lo artístico no extraño nada. Cada vez que voy a una producción me gusta aprender de quienes dirigen, por eso me agrada trabajar con personas que desarrollan claramente su función, y Juan Manuel Quintana es un músico preparado, con quien compartir el trabajo es un placer. Estoy feliz de ser convocado a trabajar en mi país.
-¿Cómo se planteó la puesta a nivel musical?
-Con un estudio profundo y la intención de sacar todo del mero canto preciosista, pensando más en la palabra que en el canto en sí. Yo diría que se trata de recorrer la obra desde las entrañas del texto. El ideal es lograr el touch latino que aquí somos capaces de ponerle a una representación y que quizá no se encuentre en otros lugares. Somos capaces de llegar hasta el extremo de las emociones, y profundizar en esa dirección es apasionante.
-¿Cuál es ese extremo emocional?
-¡El texto, siempre el texto! El extremo está en el drama, en la metáfora, en la tensión teatral... En hacer que la música te entre por las venas y produzca una pasión desbordante.
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