Stravinsky bajo el hechizo de Hogarth
Por Jaime Botana
DIARIO CRÍTICA DE LA ARGENTINA, Miércoles 6 de mayo de 2009
El maestro Alejo Pérez Poilleux, uno de los mejores artistas argentinos en su género, dirigirá musicalmente este cuento moral en el Avenida. Participa el Coro Buenos Aires Lírica y la Camerata Bariloche.
Nadie pone en duda, ya bien entrado el siglo XXI, que los compositores más importantes e innovadores del siglo pasado fueron Igor Stravinsky, Claude Debussy, Bela Bartok y Dmitri Shostakovich'.
Stravinsky, que irrumpió con violencia en la historia de la música con sus primeras obras, Fuegos de artificio (1908), El pájaro de fuego (1910), Petrouchka (1911) y especialmente La consagración de la primavera (1911-1913), no dejó forma musical ni estilo por experimentar, y transitó por la música tonal, atonal, el neoclásico y el dodecafonismo, y se fue acercando a la ópera con géneros afines: El ruiseñor (1914, un cuento de hadas musical), Renard (1922, burlesca cantada y bailada), La historia del soldado (1918, para ser leída, tocada y bailada), y finalmente Mavra (1922, ópera buffa), y numerosos etcéteras, hasta llegar a El progreso del libertino (1948-1951, ópera), que fue seguida por más experimentos como Agon (1953, ballet) y El diluvio (1961, comedia musical).
El libreto de Auden y Kallmann se basa en grabados y pinturas de William Hogarth (1697-1764), que los precedió con su serie -lamentablemente perdida en un incendio- de La carrera de una prostituta y muestra la decadencia de Tom Rakewell -que querría decir el que bien se precipita-, que abandona su puro e inocente amor por Anne Trulove -que significa Anne Verdadero Amor- para sumarse a las huestes satánicas de Nick Shadow -Nick Sombra- y es salvado del infierno por el amor de Anne, pero termina su vida en un manicomio casado con una mujer barbuda.
La moraleja del cuento es "para corazones, manos y mentes ociosas, el demonio encuentra un trabajo". Y la ópera sigue se dictum: un cuento moral que advierte acerca del irremisible final de una vida disoluta.
Stravinsky, influenciado por los grabados de Hogarth, compuso una ópera en estilo neoclásico, con números cerrados de forma estricta, plenos de suaves disonancias que generalmente encuentran el camino a la consonancia, pero inconfundiblemente Stravinsky y totalmente siglo XX.
Nuestro compositor le rehuyó siempre al romanticismo, de modo que no esperen arias arrobadoras ni armonías ardientes: El progreso del libertino es única en su género, y anticipa las óperas burlescas de Shostakovich como La nariz.
No saldrán del teatro tarareando una gran melodía, pero habrán tenido una experiencia única en sarcasmo, ironía e inteligencia.
Muchos artistas notables fueron atraídos por la obra: Elisabeth Schwarzkopf cantó el papel de Anne en su estreno en Venecia en 1951; Georges Balanchine se encargó de la producción del Met en 1953; Ingmar Bergman -¡nada menos!- la puso en escena en 1961 y David Hockney diseñó el vestuario y la escenografía para la célebre versión del Festival de Glyndebourne de 1975.
La emprendedora e implacable Buenos Aires Lírica ha recogido el guante y la ha incluido en su temporada con Gustavo Gibert, Jeffrey Lentz, Ana Laura Menéndez, Evelyn Ramírez, Christian Peregrino y elenco. Participan el Coro Buenos Aires Lírica y la Camerata Bariloche. La puesta en escena es de Marcelo Lombardero y la dirección musical, de Alejo Pérez. Se repone en el Avenida el viernes 8 a las 20.30. Y se repite en días pares: el domingo 10 a las 18, martes 12, jueves 14 y sábado 16 a las 20.30.
EL MAESTRO ALEJO. El maestro Alejo Pérez Pouilleux, o Alejo Pérez es, a los 34 años, uno de los artistas argentinos más señalados para una carrera internacional que ya ha comenzado con destacado suceso. Después de egresar de la Universidad Católica, pasó un año aquí componiendo y dirigiendo mucho, especialmene música contemporánea, hasta que obtuvo una beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico, que le permitió estudiar dirección orquestal con Peter Ötvos en Karlsruhe. Fue contratado por la NDR -Orquesta de la Radio de Alemania del Norte-, mientras dirigía como invitado en otros lugares (hasta en Taiwán, frecuentemente) conciertos sinfónicos y ópera. Pero siempre volvía aquí para dirigir.
Su agenda europea está completa hasta 2012: conciertos con la DSO (Sinfónica de Berlín), óperas, Concertgebouw de Amsterdam, etc., con espacios que le permiten volver a su país para ayudar a que la producción nacional vuelva a levantar vuelo de manera sistemática.
Y nos cuenta:
- El 30 de octubre tengo el concierto de apertura del Festival de Música Contemporánea del San Martín con la Sinfónica Nacional como la primera agrupación orquestal que participa del Festival: Atmosphères de Ligeti, The Four Sections de Steve Reich y la Sinfonía de Berio. El grupo francés Solitude viene a cantar en la Sinfonía.
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A pesar de que no estaba en mis planes, encuentro que estoy pasando mucho más tiempo del que pensé en la Argentina. Estoy muy motivado por todo lo que hay que hacer en La Plata. Aquí me siento en mi lugar.
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El grupo Lombardero/Iglesias ha implantado en el Argentino el Centro de Experimentación y Creación, que dirige Martín Bauer. En su primer concierto presenta el sábado 9 la versión integral de Drumming , de Steve Reich, todo un acontecimiento.
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Stravinsky encara al Libertino de manera light: juega con el neorrococó y con el neobarroco: es neoclásica dentro de una temática fuerte, que rememora la estética de los afectos.
- Estoy muy satisfecho con el reparto del Libertino (que incluye al estadounidense Jeffrey Lentz como Shadow) y con el magnífico trabajo de Marcelo Lombardero como régisseur: una concepción inteligente y un trabajo fino con los cantantes.
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A la manera de Richard Strauss, Stravinsky no le da tregua a la orquesta y concede a cada cuerda, a cada pareja de instrumentos, un pasaje de relevancia de muy difícil ejecución, los cuales conceden a la Camerata oportunidades de lucimiento que no son desaprovechadas por sus talentosos integrantes. No sucede lo mismo con los cantantes: no hay pasajes en los cuales se puedan sentir cómodos. No era un compositor amable con las voces.
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El difícil tema del idioma inglés cuenta con la supervisión de Caty Sampedro, y anda estupendamente bien.
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Toco la parte del cembalo y dirijo desde allí, como hago con las óperas de Mozart, y me ayuda mucho con los encadenamientos, el timing y la coherencia.
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En cuanto al Colón. mis primeras experiencias musicales fueron allí, parado en el Paraíso: experiencias únicas en un ambiente realmente único. No puedo entender el cierre de la valiosísima Orquesta Académica, cuyo presupuesto es casi nominal. Tengo miedo de que se estén modificando elementos que alteren lo maravilloso que tenemos (la acústica en primerísimo lugar) hasta lo irrecuperable. Es un riesgo tremendo.
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Mi meta es llegar a ser lo mejor que pueda ser en música, y ayudar a otros músicos para que lleguen a lo mismo. Y a disfrutar la música no solamente por su belleza, sino especialmente por su calidad. Y dirigir, dirigir, hacer música y eventualmente volver a componer. Quisiera llegar a Tristan, Rosenkavalier, Pelléas. (Tengo no menos que idolatría por Carlos Kleiber). Y acceder a dirigir orquestas que están para mí en una especie de santuario personal: la Filarmónica de Berlín, la London Symphony . ya llegará. |