Interpretación visual del belcanto
Por Cecilia Scalisi
LA NACIÓN, Viernes 13 de Noviembre 2009.
Buenos Aires Lírica despide su temporada con I Puritani, de Vincenzo Bellini.
Con una propuesta que promete ser original desde su lectura escénica, Buenos Aires Lírica presenta esta noche su último título de la temporada: I Puritani de Vincenzo Bellini, obra que reúne las bondades más típicas del belcanto, como son el virtuosismo vocal, el brillo, pureza y belleza del sonido y, sobre todo, el placer del canto por el canto mismo. La música y la voz como protagonistas naturales. Estrenada en París en 1835, esta última ópera del genio sicialiano (creador del melodrama trágico y melodista fino que inspiró a grandes músicos como Chopin) cuenta las desventuras amorosas de un típico triángulo lírico con final feliz: Elvira (soprano), Arturo (tenor) y Riccardo (barítono). El régisseur, Marcelo Perusso, dialogó con LA NACION acerca del concepto de esta nueva producción que subirá a escena el próximo viernes, en el teatro Avenida, bajo la dirección musical de Guillermo Brizzio, con Laura Rizzo, Carlos Ullán, Omar Carrión, Christian Peregrino, Walter Schwarz y elenco.
-¿Qué desafíos plantea para la realización escénica una obra típica del belcanto, en virtud de la inverosimilitud dramática que suele caracterizar a las obras del estilo?
-Desde ese punto de vista, el mayor desafío es la coherencia de lo que se está viendo porque la lógica argumental es, generalmente, muy liviana y pobre. Si yo tuviera que contar esta historia de una manera realista, mi relato no sería creíble. Lo que busco, entonces, es contarlo de otro modo. En este caso, lo que hice fue incorporar tres líneas de relato en cuanto a los personajes: hay personajes naturalistas, que son los cantantes protagónicos; hay un segundo grupo que es el coro -que actúa como coro griego- con un código de movimiento bien distinto; y un tercer grupo, que es el de los figurantes, que introduce otro código más, diferente a su vez del anterior. Estos últimos, que podrían llamarse "personajes irreales" o "elementos del bien y del mal", son los que dirigen finalmente el argumento.
-¿Cuál es entonces su concepción de la obra y la propuesta que ofrecerá BAL?
-Dado que el argumento resulta obsoleto para nuestros criterios actuales y es difícil mantener un relato coherente siguiendo la propia historia que narra la obra, mi concepto fue buscar una interpretación visual de lo que es el belcanto, traduciendo, de alguna manera, la línea melódica a una imagen en escena. He intentado, para tal fin, recurrir a ciertas sutilezas que tienen que ver con el virtuosismo del canto, que no tienen un correlato con la situación dramática, sino sólo con la línea vocal. El objetivo es buscar una lectura contemporánea de la pieza.
-¿En qué momentos de la obra diría que mejor se logra ese objetivo?
-Diría que es todo un código de representación. Si la gente capta ese código, entonces entrará en el discurso que proponemos. Si no lo capta, se quedará sólo con la música, pero al margen de la trama. No hay naturalismos, de modo que se acepta el código o no.
-¿Con qué recursos se materializa finalmente ese lenguaje abstracto de representación?
-Los materiales son efectivamente muy importantes en esta producción. Hay mucho espejo, mucho brillo en busca de una imagen pura. Esos elementos brillantes hacen a la pureza de la imagen. No hay nada de texturas, sino todo lo contrario. Trabajo sobre vidrios y otras superficies muy pulidas. La síntesis de la idea es tratar de reproducir en los materiales la sensación de una línea de canto perfecta. |