Un elenco impecable
Por Sandra de la Fuente
CLARÍN, Domingo 13 de Septiembre 2009
Crítica El Cónsul La ópera de Gian Carlo Menotti, estrenada por la compañía Buenos Aires Lírica, tuvo una puesta sin fisuras y grandes actuaciones. También se lució la orquesta.
La crítica no ha sido favorable a Gian Carlo Menotti. Acusado de profundizar en las debilidades de Puccini y Strauss antes que en alguna de sus virtudes, la música de Menotti fue desechada rápidamente como melodrama. Sin embargo, hay en su escritura -en sus libretos tanto como en su música-- un conocimiento de la escena, de los tiempos teatrales pero también del comportamiento de las voces, de su potencial técnico y expresivo que convierte el artificio del canto en la más acabada culminación del hecho dramático. Sin duda, la obra de Menotti es clave para el desarrollo del teatro musical y la impecable producción de El Cónsul, estrenada el viernes por la compañía Buenos Aires Lírica subraya ese talento.
La escenografía está en perfecta sintonía con la lógica algo maniquea de Menotti: la organicidad de la humilde habitación de los Sorel, la humedad y suciedad de las paredes, la iluminación amarillenta y los muebles ruinosos. Los males del mundo se filtran por sus escasas ventanas como penetra el Tu reviendras, la chanson que canta Mabel Mercer. La escena de esa humanidad golpeada, contrasta con la pura y brillante geometría del consulado. Omniscientes y omnipresentes los agentes de inteligencia, la policía, torturadores y torturados se ubican en unas cajas de cristal, al costado del proscenio; sin consideración, sus tiempos se superponen al de las largas colas del consulado y al de la intimidad familiar.
Los actores se mueven con una naturalidad poco usual en la escena de ópera y la sensible dirección de Fabián von Matt vuelve significativo hasta el más mínimo detalle. Es notable descubrir, como en un primer plano cinematográfico, la luminosidad en la mirada de la angustiada madre (Virginia Correa Dupuy) en el momento de juego con el bebé o el instante en que la piedad llena el alma de la rígida secretaria (Elisabeth Canis).
Es imposible pensar que Magda Sorel pueda tener una mejor representación que la de Carla Filipcic Holm. Su canto antes que seguir las fluctuaciones del ánimo de Sorel parece su natural consecuencia. Otro tanto puede decirse de todo el elenco. Correa Dupuy encuentra el tono perfecto para la madre; su interpretación de la canción de cuna es desgarradora. Canis compone la más odiosa de las secretarias y Hernán Iturralde un romántico y bien timbrado militante y marido. Osvaldo Peroni, en el rol de Nika Magadoff, es un impecable mago bufón, un perfecto contrapeso para tanta tragedia. Leonardo Estévez (el agente), Walter Schwarz (Mr. Kofner), Andrea Nazarre (mujer extranjera), Gabriela Ceaglio (Anna Gómez), Vanina Guilledo (Vera Boronel) y Mariano Fernández Bustinza (Assan) completan un elenco notable.
La orquesta de cámara, dirigida por Javier Logioia Orbe, sonó impecable de punta a punta.
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