Una ópera para no pasar por alto
Por Pablo Kohan
LA NACIÓN, 4 de abril de 2008
L´italiana in Algeri, de Rossini, abre esta noche la temporada de Buenos Aires Lírica en el Avenida
Que una ópera, en sí misma, sea una maravilla, ya es motivo suficiente para acercarse al teatro donde la ofrezcan y disfrutar de ella. Pero si, además, la ópera en cuestión tiene otros elementos de significación musical y de trascendencia histórica, las razones para no dejar pasar la oportunidad se acrecientan. Concretamente, L´italiana in Algeri, de Rossini, reúne estos dos condimentos.
Después de la gran trilogía italiana de Mozart, aquella que conformaron Don Giovanni, Las bodas de Fígaro y Così fan tutte, la ópera en italiano, por compositores vernáculos o, como en el caso apuntado, en manos de músicos de otras regiones, había caído en cierta reiteración poco afortunada. En Italia, antes y después de 1800, los compositores más exitosos habían sido Domenico Cimarosa y Giovanni Paisiello. Otros operistas como Luigi Cherubini o Gaspare Spontini habían emigrado y tenían mejor horizonte en escenarios más propicios, con menos competencia y otras oportunidades económicas.
La ópera seria se repetía invariablemente sin alcanzar a aquellos dramas mozartianos, también en italiano, y el formato establecido desde los tiempos de Metastasio se había transformado en un corsé perpetuado con rigidez. La ruptura y la apertura a nuevos senderos los proveyó el joven Gioachino Rossini que, próximo a cumplir sus 21, en Venecia, el 6 de febrero de 1813, estrenó Tancredi, en La Fenice. Tres meses después, también en Venecia, pero en el teatro San Benedetto, el 22 de mayo, fue el turno de L´italiana in Algeri. Una tragedia y una comedia a puro talento y a pura renovación.
En el contexto de medianía y reiteración ad infinitum, Rossini, que ya tenía en su mochila casi una decena de títulos, se apartó de los esquemas tonales tradicionales, amplió el espectro del sonido orquestal, escribió escenas coherentes para un libreto bien armado sobre el Tancrède de Voltaire y desparramó generosamente arias maravillosas. Stendhal escuchó Tancredi e inmediatamente reconoció la diferencia: el escritor habló de una apoteosis de frescura y de luz que iluminaría a la ópera. Milagrosamente, Rossini supo trasladar ese tipo de recursos del campo de la tragedia a la ópera cómica y en L´italiana en Algeri, un drama giocoso en dos actos, sobre un libreto de Angelo Anelli, Rossini logró conformar una comedia deliciosa, diferente y variada. Hay pasajes sentimentales, personajes farsescos, algún toque de patriotismo y arias fantásticas, algunas de ellas, incluso, con algún lugar dentro de alguna tragedia, como "Pensa alla patria". Si bien no hay espacio para un aria buffa dentro de una ópera seria, tampoco era común una incorporación en sentido inverso. En este sentido, Rossini, definitivamente, marcó una tendencia.
La recepción del público de ambas obras fue clamorosa. A los veintiuno, Rossini pasó a dominar la escena operística italiana y el bel canto encontró su adalid y, de algún modo, sus primeras dos obras maestras. Y así como en tiempos más cercanos a Rocky o a Duro de matar le continuaron capítulos numerados en ediciones que pretendían extender el éxito, al año siguiente Rossini invirtió las geografías y produjo Il turco in Italia, aunque en este caso, sólo para demostrar eso de que segundas partes nunca fueron buenas. Aunque sobre la base de L italiana, años más tarde, en clave de comedia rossiniana, es decir, mágicas y atrapantes, llegarían Il barbiere di Siviglia, La Cenerentola y La gazza ladra. La eternidad ya estaba garantizada. Pero la primera fue esa italiana que hoy volverá a latir en el teatro Avenida, maravillosa en sí misma y, además, basal y fundadora, esa doble razón señalada en un comienzo, tan venturosa como infrecuente.
PARA AGENDAR
L´italiana in Algeri. Opera de Rossini, por Buenos Aires Lírica.
Teatro Avenida. Avenida de Mayo 1222. Desde esta noche, a las 20. Informes, 4812-6369.
3 motivos para ir
- Es la ópera que abre el telón de 2008, año en el que el Colón no presentará temporada lírica.
- Es una obra maravillosa, de gran significación musical e histórica.
- Conjuga pasajes sentimentales, personajes farsescos, patriotismo y arias fantásticas; con esta pieza Rossini marcó tendencia. |