Buenos Aires Lírica inauguró la temporada con una creativa versión de "La italiana en Argel"
Por Eduardo Giorello
ÁMBITO FINANCIERO, Martes 8 de abril de 2008
Extravagancia que no traiciona a Rossini
«La italiana en Argel». Opera en dos actos. Mús: G. Rossini. Lib.: A. Anell. Dir.mus.: G. Brizzio. Régie: P. Maritano. Esc.: A. Mercado. Vest.: S. Di Nunzio. Ilum: G. Córdova. Coro: J. Casasbellas. (Teatro Avenida; hasta el 12/4.)
Buenos Aires Lírica inauguró la temporada 2008 con una nueva producción del «dramma giocoso» de Rossini, «La italiana en Argel», que ya había ofrecido en su temporada inicial de 2003.
Esta vez hay una renovada concepción visual, que sirve como marco eficaz a las desprejuiciadas alternativas de la acción teatral conducida por el talentoso joven régisseur Pablo Maritano. Con gracia y dinamismo se relata una historia de amor que tiene apuntes de humor ácido y algunas referencias al heroísmo italiano a través de la manifestación de un profundo patriotismo («Pensa alla patria»).
Extravagante en el mejor sentido de la palabra, la escenografía de Andrea Mercado parece inspirada en el exotismo oriental que fue patrimonio del cine de Hollywood en los años 50, aunque también hay certeras referencias al cine argentino de un Saraceni o de un Carreras, adictos a esos escenarios lindantes con el mal gusto, y también al cine italiano de trasatlánticos veraniegos, al mejor estilo Dino Risi.
No faltan en esta mélange escénica los tallarines y el vino peninsulares, como así también unos guardias de palacio que remiten a una Afganistán en guerra.
En la eficacia de esta versión ocupa un lugar importante la labor del coro masculino que interpreta a un grupo muy amanerado de eunucos ataviados como para una fiesta gay. La dirección musical de Juan Casasbellas saca lo mejor de cada uno desde el punto de vista vocal y Maritani los dirige con destreza.
En los otros aspectos musicales de esta versión se obtienen buenos resultados sobre todo en la concertación detallista de Guillermo Brizzio al frente de la orquesta de la institución. Están muy bien construidos los «finales» de los actos y en general todos los conjuntos (desde tríos hasta septetos).
En el elenco principal sobresalen Evelyn Ramírez (buen gusto, voz oscura y aterciopelada y agudos no demasiado extensos), Hernán Iturralde (siempre buen actor y noble cantante) y Fernando Santiago (excelentes actuación y canto). Jimena Semiz, Florencia Machado y Gustavo Freulien aportan juventud y entusiasmo. El tenor chileno Jaime Caicompai comenzó mal la representación que vimos, y se fue recuperando durante la función. Su mejoría se notó en los conjuntos.
El vestuario de Sofía di Nunzio es otro logrado aporte estético, así como la iluminación con atmósfera de comedia de enredos del experto Gonzalo Córdova. |