Ideal de Gluck: equilibro entre teatro y música
Por Juan Carlos Montero
LA NACIÓN, Domingo 14 de Septiembre de 2008
Iphigénie en Tauride de C. W. Gluck. Libreto de N. Guillard. Elenco: Virginia Correa Dupuy (Iphigenie), Luciano Garay (Orestes), Carlos Ullán (Pylade), Ernesto Bauer (Thoas), Vanesa Tomás y Vanina Guilledo (Sacerdotisas), Eugenia Fuente (Diana), Mariano Fernández Bustinza (Escita), Claudio Rotella (Ministro), Andrea Nazarre (mujer), Darío Cosin (niño). Coro preparado por Juan Casasbellas. Coreografía: Cecilia Elías. Vestuario: Stella Maris Müller. Iluminación: Horacio Efron. Régie y diseño escénico: Rita Cosentino. Conjunto orquestal Camerata Bariloche e invitados. Director musical: Alejo Pérez. Buenos Aires Lírica. Teatro Avenida.
Nuestra opinión: muy bueno.
"Puesto que es posible gozar de tan gran placer durante dos horas, concibo que la vida puede ser buena en algún aspecto", escribió Jean Jacques Rousseau al referirse a Orfeo ed Euridice de Gluck, y en el prefacio de otra de sus obras, Alcestes , el mismo compositor expuso sus ideas estéticas y los principios de su reforma dramática que ejercieron gran influencia sobre el arte lírico posterior, en tanto que en su último éxito artístico, Iphigénie en Tauride, logró plasmar la culminación de sus ideales reformadores que ya están presentes desde la obertura, una innovación concisa que de pronto es atravesada por una ráfaga de sonidos orquestales que se ajustan a la veracidad de la acción dramática. Y el ideal del equilibrio entre drama y música está presente en forma admirable a lo largo de toda la representación. Entonces, el juicio de Paul Dukas sobre Gluck ("vivió el drama como un todo orgánico cuyas partes subordinan un pensamiento general") se hizo realidad en la versión ofrecida por Buenos Aires Lírica.
En efecto, hubo equilibrio entre música y visión escénica a partir de la excelencia del conjunto orquestal dirigido con eficiencia por el joven maestro Alejo Pérez, quien, además, acertó en las dinámicas, la elección de los tempi y las variables de volúmenes sonoros logrando transmitir el refinamiento de la obra, en especial durante el segundo acto.
El resultado de un empaste o amalgama entre escena y orquesta fue poco menos que ideal, aunque en el balance general el éxito de la propuesta debe atribuirse con mayores méritos a la faz visual, porque ahí con uno de los mejores trabajos de Rita Cosentino se vio una representación muy atractiva y sugerente, admirablemente iluminada, y donde hasta el diseño del vestuario formó parte de una propuesta plástica renovadora sí, pero que no dejó de contribuir a imaginar la época después de la guerra de Troya.
Desde el punto de vista del canto, fue loable la entrega y seriedad de Virginia Correa Dupuy al encarar el personaje protagónico siendo una parte vocal para una voz de soprano con zona central robusta, antes que una mezzo. Pero la experiencia de la artista contribuyó a que su labor, ardua y extenuante, fuera muy destacada . El Orestes de Luciano Garay se caracterizó por la nobleza de su labor teatral donde el énfasis en el decir acaso haya sido excesivo seguramente por la tensión del estreno.
Por su parte, Carlos Ullán fue un impecable Pylade, no sólo porque su canto fue bien matizado y de segura musicalidad, sino porque creó su personaje con muy buena actuación y entonando la gran aria de Pylade" Unidos desde la mas tierna infancia... " con una declamación emotiva y fraseo bien encarado. Del mismo modo fue buena la labor de Ernesto Bauer como Thoas y muy buena la contribución de Eugenia Fuente con su voz cristalina y de entonación ideal para la voz de Diana. El resto del elenco demostró buen gusto y fidelidad a las indicaciones de la dirección escénica.
En este sentido, la puesta fue impactante, tanto por el diseño de la escenografía como por el vestuario y la riquísima gama de efectos y coloración lumínica, una suma de contribuciones que actuaron en función de una idea estética global. Aquí corresponde el elogio al coro, cuyos integrantes fueron además de cantantes, figurantes de lujo. El público que pareció algo tibio después del primer acto, se manifestó entusiasta en el final, ofreciendo una ovación a cada uno de los integrantes que llegó al júbilo cuando los aplausos fueron para todo el elenco. |
