Nueva Producción de Buenos Aires Lírica de 'La Cenerentola'
en el Teatro Avenida (AR)
Por Gustavo Gabriel Otero
MUNDO CLÁSICO, Jueves 21 de julio 2005
La Asociación de Ópera Buenos Aires Lírica de Buenos Aires (república Argentina) presenta, a partir del jueves 21 de julio, en el Teatro Avenida, una nueva producción escénica de 'La Cenerentola' de Gioachino Rossini, con dirección escénica de Alejandro Cervera, escenografía de Jorge Ferrari, vestuario de Mini Zuccheri e iluminación de Eli Sirlin.
Carlos Vieu dirigirá a la Orquesta y Coro de Buenos Aires Lírica y concertará un elenco formado por Gabriela Cipiani Zec, 'Angelina', Hernán Iturralde, 'Don Magnifico', Carlos Ullán, 'Don Ramiro', Luciano Miotto, 'Dandini', Alejandro Meerapfel, 'Alidoro', María José Dulin, 'Clorinda' y Vanesa Mautner, 'Tisbe'.
La Cenerentola se presentará en cuatro funciones los días 21, 23 29 y 31 de julio de 2005.
Promediando la temporada 2005 de Buenos Aires Lírica, la nueva ópera de Buenos Aires, llega La Cenerentola, melodrama jocoso de Gioachino Rossini, inspirado en el cuento La Cenicienta de Charles Perrault.
El libreto de Jacopo Ferreti no siguió al pie de la letra la mágica historia de la desafortunada muchacha maltratada por sus hermanastras. No encontraremos aquí la fantástica carroza del hada, ni el zapatito de cristal perdido en el baile, pero sí habrá hilarantes situaciones donde se pone en juego la capacidad actoral de los cantantes, exigidos desde lo vocal por las líneas musicales plenas de virtuosismo al más puro estilo belcantista.
El Teatro Valle de Roma recibió por vez primera a La Cenerentola el 25 de enero de 1817, en lo que resultaría un desastroso estreno; con el correr de las funciones, la obra se impuso como un rotundo éxito que trascendería hacia otras latitudes. El estilo virtuosístico y ornamental del joven Rossini vuelve a hacerse presente en esta ópera, que a menudo superó en popularidad a la no menos célebre El barbero de Sevilla.
El maestro Carlos Vieu, a cargo de la dirección musical, destaca que "el trabajo de orquestación es apoyar a la comedia. La orquesta "se ríe" todo el tiempo o se limita a comentar lo que pasa en el escenario, pero no tiene una función de pintar colores o generar un juego armónico que proponga climas emocionales... Desde siempre, los argumentos que Rossini eligió eran más una excusa para plasmar su inventiva y permitir el despliegue del virtuosismo vocal de sus cantantes".
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