Bella versión de una ópera de Cilea
Por Eduardo Giorello
ÁMBITO FINANCIERO, Sábado 24 de septiembre de 2005
« Adriana Lecouvreur». Opera en cuatro actos de F. Cilea. Lib.: A. Colautti. Dir. mus.: M. Perusso. Régie: C. Gallardou. Esc.: G. Joubert. Vest.: M.C. Beitía. Dir. Coro: J. Casasbellas. Luces: H. Efron y C. Gallardou. Orq. y Coro de Bs.As. Lírica. (Teatro Avenida). Repite: viernes 23 y domingo 25/9.
Ubicada dentro de la corriente verista, sobre todo por la época de su composición y la fecha de estreno (1902), esta ópera con música de Francesco Cilea se basa en hechos reales, ocurridos durante el reinado de Luis XV. El libreto de Arturo Colautti, que está inspirado en la pieza teatral de Eugéne Scribe y Ernest Legouvé, constituye una mirada al mundo de la nobleza y al de los integrantes de la troupe de la «Comédie Francaise» focalizado ante todo en la existencia de la diva Adrianne Lecouvreur, venerada por Voltaire, que tuvo una muerte trágica en 1730, a los 38 años.
Además de bellos momentos vocales, esta creación de Cilea, exhibe varias facetas destacables: aunque algo truculenta, la historia tiene amplio aliento romántico, como un coletazo tardío del siglo XIX, junto a una orquestación rica en función de un férreo melodismo.
La actual producción de Buenos Aires Lírica se enriqueció con el aporte de diversos elementos de alta calidad. Uno de ellos es la puesta en escena de Claudio Gallardou. El actor y director de «La Banda de la Risa» realizó un trabajo de gran meticulosidad con los actorescantantes, quienes viven las alternativas de la acción dramática con convicción y realismo.
Un espectáculo bello y de fervorosa teatralidad, «Adriana Lecouvreur» confirma la capacidad como regista de Gallardou, que creó una versión aggiornada de la obra sin perder nunca la esencia del París del 700, pleno de intrigas políticas y amorosas. También brilla la concertación de Mario Perusso al frente de una orquesta que responde a sus precisas indicaciones.
En el elenco se destacan, especialmente, el tenor Gustavo López Manzitti con su importante volumen y extensión que son los adecuados para la recreación de Maurizio. A su lado se luce el barítono Víctor Torres, quien compone un conmovedor Michonnet, el enamorado rechazado por Adriana, con fuerte presencia teatral y una hermosa voz. Adriana tiene en Myriam Toker a una eficaz soprano, que debe cuidar cierto timbre incisivo en el registro agudo y un poco el vibrato, en ocasiones, molesto. Por lo demás actúa bien su atribulado personaje, al igual que una también muy apta Cecilia Díaz en la «Princesa de Bouillon».
El resto del elenco se desempeña con corrección. El coro dirigido por Juan Casasbellas siempre está bien. Son muy funcionales las escenografías de Jouber, lo que junto al vestuario de Beitía y las luces de Efron y Gallardou contribuyen a recrear ese mundo tan particular de la «Comédie Francaise» rebosante de máscaras y de glamour al estilo de la Francia de los luises. |