La romántica historia de Adriana Lecouver llegó al teatro porteño
Por José Ignacio García Hamilton
LA GACETA DE TUCUMÁN, Sábado 24 de septiembre de 2005
Una ópera sobre una gran actriz francesa de la época de Luis XV.
Buenos Aires (Por José Ignacio García Hamilton).- Adriana Lecouvrer fue una gran actriz de teatro en la Francia de Luis XV, que se destacó no solamente por sus condiciones artísticas sino también por su brillo como cortesana. Entre sus amantes se contó el príncipe Mauricio de Sajonia. La tradición contaba que Adriana estuvo tan enamorada de este noble alemán, pretendiente del trono de Polonia, que en algún momento tuvo la hidalga actitud de salvar de una situación embarazosa a una destacada princesa, también enamorada de Mauricio, sólo por complacer un pedido de este. La princesa no correspondió el gesto de Adriana y, movida por los celos, asesinó a su rival enviándole unas flores envenenadas.
En aquellos tiempos, quienes integraban el ambiente teatral eran consideradas personas libertinas y, por tanto, subestimadas por la aristocracia y por la Iglesia, por lo cual el párroco de San Sulpicio se negó a oficiar una misa de difuntos por Adriana Lecouvrer. Esta actitud molestó a Voltaire, quien manifestó que se había tratado de un acto de violencia contra el talento y la dramaturgia. Acaso conociendo este episodio, el general José de San Martín, imbuido por los ideales de la Revolución Francesa y de la masonería, al asumir el Protectorado del Perú decretó que el oficio de cómico no debía irrogar infamia, y que los actores debían ostentar la dignidad de cualquier ciudadano.
Poco después, curiosamente, envió dos delegados a Europa con el objetivo de convocar al príncipe de Sajonia-Coburgo, descendiente de Mauricio de Sajonia, para establecer una monarquía en el Perú. Y en sus últimos años en París, cuando fue testigo de que el párroco de Nuestra Señora de Loreto no permitió que los cantantes de la ópera ofrendaran su música en los funerales de su amigo Alejandro de Aguado, se molestó por la discriminación.
La romántica historia de Adriana Lecouvrer fue recogida en el siglo XIX por el escritor Eugenio Scribe y luego fue llevada a la ópera por el compositor italiano Francesco Cilea. La compañía Buenos Aires Lírica acaba de reponer la obra en el Teatro Avenida y la talentosa soprano Miram Toker volvió a enseñarnos, a través de su porte y de su voz, que la verdadera nobleza no reside en la sangre ni en los blasones, sino en la delicadeza del arte, en la exaltación de la belleza y en la sublime entrega a un amor pasional capaz de desafiar los convencionalismos y vencer las barreras sociales. |
