Una puesta con toques sutiles
Por Federico Monjeau
CLARÍN. Miércoles 9 de abril 2003
La versión de la ópera de Puccini montada por la compañía Buenos Aires Lírica es despojada y poética.
La proliferación de cantantes y producciones operísticas verificada últimamente en nuestro medio dio a luz una nueva compañía, Buenos Aires Lírica, que acaba de debutar en el Teatro Avenida con Madama Butterfly.
La obra de Puccini es representada en la reducción orquestal de Héctor Panizza, acorde con las proporciones del foso orquestal del Avenida. La orquesta es chica pero no de aficionados; tiene a Rafael Gíntoli en el puesto de concertino y cuenta con experimentados solistas de las principales orquestas locales. La dirección de este primer título ha sido confiada a Carlos Vieu, el titular de la Sinfónica de Mar del Plata, y su desempeño es irreprochable: además de hábil concertador, Vieu es un músico intenso y expresivo. La reducida orquesta de Puccini suena con color y carácter.
La puesta en escena de Willi Landin transcurre dentro de un mismo interior de una casa japonesa y revela composiciones de mucha sutileza. La escena es más bien parca en iconografías orientales; lo es incluso frente a la tradicionalmente característica y colorida escena de las flores hacia la mitad del segundo acto, que Landin reduce a tres hileras de pequeñas macetas. También el Mar del Japón es reducido a una pecera. La imagen es poderosa y sugestiva, con su vida que se agita en el interior del cristal y con su oscilación entre la decoración y la metáfora.
El reparto no acierta del todo en las dos voces principales, Pinkerton y Cio-Cio-San, aunque por motivos muy distintos. Mariela Schemper es una soprano de grandes condiciones que todavía se muestra muy pendiente de la nota y cuya actuación vocal y expresiva resulta demasiado rígida para la inmaterial heroína japonesa. El tenor Carlos Bengolea es, por el contrario, un cantante experimentado, que sin embargo se muestra fuera de forma vocalmente, tal vez por dificultades temporarias o tal vez por problemas técnicos más serios. Begolea difícilmente consigue transitar la zona aguda sin accidentes de afinación y emisión.
El resto del elenco está mejor seleccionado; especialmente la mezzo Vanesa Mautner en el papel de Suzuki, pero también Omar Carrión como Sharpless, Carlos Sampedro como Goro y Sebastián Sorrarain como Yamadori. La parte vocal de Madama Butterfly se enriquece con la ajustada actuación del coro de la compañía, dirigido por Juan Casabellas.
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