Contra la crisis, ópera
Por Martín Liut
LA NACIÓN. Domingo 8 de marzo de 2003
La oferta de este tipo de espectáculos volvió a incrementarse en 2002, incluyendo al Teatro Colón y a iniciativas privadas
La peor crisis económica de la historia argentina observa como extraña contrapartida el florecimiento de la actividad cultural.
Lo notable es que esta efervescencia también alcanzó a la ópera, un género de larga tradición en nuestro país pero que, debido a los altos costos de producción, había estado "adormecido" durante años.
Las cifras son contundentes. Si en 2001 se registró el récord de 50 títulos representados, la actual temporada marca que la cifra se elevará a 62. Y más importante aún, los amantes de la ópera -tanto los que la producen como los que la reciben- están transitando el calendario más extendido en muchísimo tiempo: el año lírico comenzó en el teatro Xirgu el 14 de febrero con "Juditha Triumphans", de Vivaldi, y terminará el 22 del actual, en el Luna Park, con la reposición de la exitosa producción de "La traviata", de Verdi. Que la apertura y el cierre ocurran en el teatro Xirgu y el Luna Park marca la consolidación de una tendencia comenzada hace tres años: cada vez más se hace ópera por fuera del Teatro Colón.
Naturalmente, es la legendaria sala lírica porteña la que funciona como locomotora para este campo artístico, por su calidad y cantidad de propuestas (13 títulos en este año).
Además, aun con el presupuesto destinado a cada título acotado por la emergencia (se llegó a ofrecer "La condenación de Fausto", de Berlioz, sin puesta), el Colón sigue siendo, por lejos, el espacio en el que se cuenta con más y mejores recursos, tanto estructurales como humanos.
En todo caso, la novedad para el Colón se encuentra en que, debido a la devaluación, optó por convocar a elencos de cantantes casi exclusivamente locales. De este modo, artistas que se presentan con compañías independientes o que tenían papeles secundarios pudieron demostrar su calidad. De cualquier manera, la temporada del Colón permite trazar un "cuadro de situación" en materia de elementos vocales. Se pudo comprobar que hay muy buenas voces nacionales, pero no para todos los repertorios. El Colón, junto con el Teatro Argentino de La Plata, acaparó casi la mitad de la oferta lírica del año. Pero a la par, las compañías independientes siguieron floreciendo por doquier. Es gracias a la ciclópea tarea de recopilación de Gustavo Gabriel Otero, operómano consecuente, que se puede contar con un cronograma absolutamente detallado de esta actividad en crecimiento que -es bueno recordarlo- es por definición despareja en sus resultados.
El movimiento lírico tiene en su base a grupos vocacionales que, con esfuerzo, ofrecen fragmentos de ópera o títulos completos con puesta, pero sin orquesta (con acompañamiento al piano), y entidades de jóvenes estudiantes de canto lírico, régie y escenografía, hasta llegar a compañías que producen espectáculos completos con un dignísimo nivel profesional.
Pero todas estas entidades comparten un mérito: hacer que la ópera surja, como hace cien años, tanto en viejas salas líricas como en espacios no tradicionales y en particular en el interior del país, a veces con soporte estatal, pero también en la mayoría de los casos como emprendimientos privados y a pulmón. Lo destacable es que la oferta va de la mano de la demanda: es cada vez más frecuente ver al menos recitales líricos también en restaurantes y fiestas privadas.
En términos cuantitativos, la ciudad de Buenos Aires produjo la mitad de los espectáculos líricos (30), la provincia de Buenos Aires lo sigue con 16. Córdoba redujo su performance de cuatro a dos títulos, mientras que Santa Fe ofreció dos óperas de Verdi en Rosario y una ópera argentina en la capital. También hubo ópera en Mendoza, San Juan (en versión de concierto en su inigualable Auditorio Juan Victoria), Tucumán y San Martín de los Andes. Entre las entidades privadas, Juventus Lyrica tuvo una merma en su actividad en el Avenida, pero como contrapartida se multiplicó la oferta de espectáculos en el Xirgu y el nuevo espacio de la Manufactura Papelera.
Lo que también se amplió es la variedad de repertorios, con la excepción de los correspondientes al siglo XX, por los costos que implica el pago de derechos de autor y la dificultad de las experiencias más de avanzada. La temporada 2002 marcó un nuevo retorno: el de la zarzuela, con dos títulos clásicos en su espacio "natural", el teatro Avenida. También se fortaleció la oferta de los grupos especializados en el barroco, comenzando por la puesta de "Indias Galantes" con un grupo instrumental argentino, la representación de óperas de Purcell, Haendel y Rameau. Los compositores de mayor presencia fueron los previsibles, con Verdi y Mozart como los más representados.
Y si bien el futuro es una palabra que en nuestro país es sinónimo de incertidumbre, todo parece indicar que 2003 seguirá la línea ascendente. Todo un símbolo: hace pocos días se presentó en sociedad una nueva entidad de ópera, Buenos Aires Lírica, que también aportará lo suyo al renacimiento de la ópera hecha en la Argentina.
Un fin de año agitado
Inusualmente, en diciembre también hay oferta lírica. Repitiendo la exitosa experiencia que lleva a la ópera al escenario multipropósito del Luna Park, regresa el 21 y 22 la puesta de "La traviata", la célebre obra de Verdi que se había presentado en mayo último. Serán los protagonistas Kalinka Damiani junto a Gustavo López Manzitti, Gerardo Marandino y Luis Gaeta. La puesta en escena es de Daniel Suárez Marzal, la escenografía del checo Milan David y la dirección musical de Mario de Rose.
También se escuchará "Apolo y Jacinto", la primera ópera de Mozart (la escribió a los 11 años), en la Manufactura Papelera, Bolívar 1582, hoy, a las 18, y el 15 y el 22 del actual, producido por la Camerata de los Buenos Ayres, con dirección de Omar Brandán. Además, en el teatro Xirgu, se escucharán fragmentos de "Carmen", de Bizet, el sábado próximo, a las 20.30.
Un fenómeno nacional
Buenos Aires aportó la mitad de los títulos del año; el Teatro Colón volvió a erigirse como principal productor, con 13 obras en su sala principal. Se sumaron al boom lírico, con puestas propias, Tucumán, Rosario, Córdoba, Santa Fe, San Juan, Mendoza y San Martín de los Andes, entre otras. |