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Johann Strauss, Lehár, Sullivan, Rodgers, Loewe, Lloyd Webber: ni la opereta ni el musical del siglo XX existirían sin la obra fundacional de Jacques Offenbach, "el Mozart de los Champs élysées" (Rossini dixit), artífice de una nueva y divertida forma de teatro musical en el París del Segundo Imperio. Con su personal fusión de diálogos mordaces y música de gran encanto melódico y rítmico, Offenbach produjo un arte que impactó profundamente en la moral y las costumbres de sus contemporáneos llegando él mismo a ser casi un símbolo de la sociedad que estaba retratando.
Nacido en 1819 como Jakob Eberst, séptimo de diez hijos de un cantor de sinagoga en Colonia -Alemania- mostró suficiente talento para la música como para marchar a París en 1833 donde tomó el nombre de Jacques y se inscribió en el Conservatoire. Pronto conquistó los salones con sus valses y con su virtuosismo al violoncello, que lo llevó como concertista por toda Europa. De 1850 a 1856 fue director musical de la Comédie Française. El estrellato llegó finalmente en 1855 cuando logró alquilar una sala diminuta, crear su propia compañía, Les bouffes parisiens, y promover sus propias comedias musicales en un acto. A partir de entonces compuso una serie ininterrumpida de ballets bufos, óperas cómicas en un acto, revistas, y operetas. Su primer éxito indiscutido fue Ba-Ta-Clan, estrenada el 29 de diciembre del mismo año y todavía dentro de los límites que le imponía una licencia para presentar obras de no más de cuatro intérpretes y una hora de duración - límites que no le impidieron bromear sobre la ópera italiana, el chauvinismo francés y hasta sobre la investidura imperial (*).
Sólo en 1858 Offenbach pudo presentar su primera obra en gran escala: Orphée aux enfers, "Orfeo en los infiernos" (la del Cancán Infernal). A partir de ahí siguieron las obras maestras por las que se lo recuerda: La belle Hélène (BAL 2008), La Périchole, La grande duchesse de Gérolstein, La vie parisienne. Como alemán en Francia su estrella entró en descenso después de la guerra franco-prusiana; a pesar de ello, alcanzó a celebrar éxitos en los escenarios de Berlín, de Viena y aún de los Estados Unidos, donde se presentó en gira en 1876.
Offenbach siempre aspiró a a componer una ópera seria: esa habría de ser Les contes d'Hoffmann, pero cuando murió, en París en 1880, quedó inconclusa. Completada por otras manos es hoy la más representada de todas sus obras.
Si bien para siempre asociada al cancán, la obra de Offenbach es el producto de una mente refinada. Frecuentemente autorreferencial, se complacía en parodiar estilos de moda y en mezclar en forma casi surrealista temáticas de diversas corrientes. La broma al imperio de Napoleón III con sus excesos, su corrupción y su política exterior fueron para Offenbach moneda corriente: tras la fachada de alegría y entretenimiento, despliega una ironía que lo hace más actual que muchos de sus contemporáneos.
La producción de Buenos Aires Lírica contará con la soprano Ximena Farías (Fé-an-nich-ton), los tenores Agustín Gómez (Ké-ki-ka-ko), Josué Miranda y Fabián Frías (el "emperador" Fé-ni-han) y el barítono Sergio Carlevaris (el comandante Ko-ko-ri-ko). Completa el elenco un coro de cuatro "conspiradores" interpretados por Natalia Albero, Jorgelina Manauta, Sergio Vittadini y Juan Feico. Recordemos que esta chinoiserie musicale nació como una operette en pequeña escala: con el acompañamiento de una orquesta de nueve músicos, el espectáculo se presentará en el Teatro Picadero. La dirección musical estará a cargo de Juan Casasbellas y la puesta en escena será de Ignacio González Cano, con escenografía de Matías Otálora, vestuario de Denise Massri y Mercedes Nastri e iluminación de Ricardo Sica. Se cantará en francés y los diálogos se dirán en castellano.
Se harán seis funciones, los lunes 16, 23, y 30 de octubre y 6, 13 y 20 de noviembre, siempre a las 20. Duración de la obra en un solo acto, 70 minutos.
Como de costumbre, al pie encontrarán algunas muestras de la música. Y para conocer más sobre Ba-ta-clan les recomendamos visitar el sitio web de la asociación, www.balirica.org.ar, donde se publica la versión on-line del programa de mano. Sígannos también en Facebook, donde habrá novedades todos los días sobre el progreso de la producción y donde pueden intercambiar sus comentarios.
Los saludamos muy cordialmente.
Buenos Aires Lírica
(*) El efecto del novedoso estreno fue tremendo: se hicieron 67 funciones sucesivas y el nombre de la obra se hizo prácticamente sinónimo de opereta. A la marcha Ba-ta-clan se la llamó "la Marsellesa de Offenbach". En 1865 se inauguró en París una sala con ese nombre que fue café y teatro ("Grand café chinois") donde se representaban vodeviles y que en el siglo XX llegó a presentar a celebridades como Edith Piaf y Maurice Chevalier y recientemente, Sting. Allí se creó una compañía propia que hizo una gira por Sudamérica en 1922; a partir de entonces, la palabra "bataclana" se incorporó al idioma porteño y a la larga, al castellano en general. En francés, bataclan significa "bochinche".
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